Hace tiempo me contaban una anécdota que ocurrió en un consejo de rectores en España. Fueron pasando uno tras otro exponiendo sus ideas apoyándose en su PowerPoint hasta que llegó el Rector de la Autónoma de Barcelona y el de la Universidad de Santiago de Compostela, convocante de la reunión, le espetó, ¿tú vienes a contarnos algo o también traes un PowerPoint?.
Con indenpencia de esta anécdota jocosa, la verdad, es que hoy por hoy se abusa de las presentaciones hasta el punto que parece que, si se prohibiera su uso, la gente no sabría qué contar ni qué decir.
De cualquier modo, si por una circunstancia o por otra no queda otra que hacer un discurso apoyándose en una presenaciónel mejor consejo sería, desde luego, utilizar el método Pecha Kucha, es decir, una presentación formada por veinte diapositivas (imágenes) de veinte segundos de duración.
Si resulta que no va a poder ser, entonces, lo mejor es intentar cautivar a la audiencia de un modo o de otro. Para eso lo que resulta infalible es introducir el tema con una anécdota curiosa y divertida, de ese modo se tiene garantizado que se capta la atención del auditorio.
Si la gracia no para contar anécdotas no es nuestra fortaleza, otro recurso que se puede emplear es introducir el tema con una pregunta o una reflexión que haga pensar al público sobre la respuesta y su significado. En esta misma línea está el recurso de utilizar citas de algún autor o personaje célebre, en este caso, la verdad es que no es tan sencillo porque en ocasiones no resulta obvia esa cita que combine a la perfección con nuestro tema en cuestión.
Lo ideal es contar una historia sin tener que utilizar ningún tipo de artificio, llámese PowerPoint, Prezi o la herramienta que sea. Pero si la necesitamos porque nos da seguridad, entonces, lo más conveniente, es cautivar a la gente para evitar que pierdan el interés incluso antes de que dé comienzo.
Imagen | Sean
En Pymes y Autónomos | Al hablar en público, cautiva a tu audiencia