El de los autónomos es un colectivo muy diverso y heterogéneo. Pero que por lo general coincide en sentirse históricamente maltratado a la hora de cubrir sus necesidades por la Seguridad Social. Pero en la crisis provocada por el coronavirus las cosas han sido diferentes, al menos en parte. 7.000 millones, esta es la cifra invertida en el cese de actividad de los autónomos según declaraciones del Secretario de Estado de Seguridad Social y Pensiones, Israel Arroyo ante la Comisión de Presupuestos del Congreso.
Si es mucho o poco depende un poco de la perspectiva de cada uno. Para ponerlo en contexto, esta cantidad supone prácticamente toda la recaudación obtenida a través del RETA. Y sin embargo para la mayoría de los autónomos es insuficiente, porque no cubre sus necesidades básicas ni pueden hacer frente a los gastos fijos de sus negocios que durante mucho tiempo no han podido abrir.
El Secretario de Estado también ha recalcado que en la mayoría de los casos estas prestaciones por cese de actividad son no contributivas, es decir, el autónomo no tenía derecho a ellas por no llevar el tiempo suficiente cotizando o se han extendido muchos más meses de los que tendría derecho.
Lo cierto es que el Gobierno tiene una partida mucho menor prevista para 2021 para este cese de actividad. No se espera tener que gastar tanto en este colectivo, básicamente porque la previsión es que la situación mejore a medio plazo, especialmente con la llegada de la vacuna en primavera y tengamos un verano sin restricciones de movilidad y aforos.
Otra partida en la que no se tendrá que invertir tanto, fruto de la mejora de la situación sanitaria. será en el apartado de los pagos por incapacidad temporal. Se espera que se modere el gasto debido a una menor cantidad de personas de baja por coronavirus o que se tengan que quedar en casa guardando cuarentena.
La situación que vivimos es completamente excepcional. El cese de actividad o no tener que pagar la cotización a la Seguridad Social apenas ha sido un alivio para muchos negocios y autónomos ante la caída tan brusca de su facturación. Y esto hace replantearse a muchos si vale la pena el esfuerzo de mantener tu propio negocio para llegado el caso de tener una crisis económica se lleve por delante todo lo construido durante años.