El descuelgue de convenio fue una herramienta que se incorporó con la última reforma laboral. A través de ella empresarios y trabajadores podían pactar que aspectos de un convenio colectivo se aplicaban en la empresa y cuales no. Era un forma de mantener las empresas en funcionamiento en momentos de fuerte bajada de la facturación y sus ingresos. Pero pasada la crisis, el descuelgue de convenio todavía es una opción en muchas empresas.
La realidad es que en Enero de 2019 según la estadística de trabajo los descuelgues de convenio han aumentado un 40,4% respecto al mismo mes del año anterior. Son casi 1.899 trabajadores afectados por medidas de este tipo, que en su mayoría merman las subidas o las anulan que se han pactado en los convenios sectoriales.
Lo cierto es que tratar de mejorar la competitividad de la empresa bajando salarios no parece una buena medida a medio y largo plazo. Puede sacarnos de un apuro puntual, pero al fin y al cabo siempre habrá alguien que compita con nosotros a precios más bajos. Los costes laborales es una partida que se puede congelar, pero lo ideal es lograr que el rendimiento por trabajador aumente. De otra forma la empresa no será sostenible a medio plazo.
El aumento salarial se ha moderado, en torno a un 2,16%, algo por encima del IPC del mes de enero y casi un punto más que el mismo mes del año anterior. Esta es la subida pactada mediante convenio, de las cuales algunas empresas aplican el descuelgue para no aplicarla. La subida está en línea con lo recomendado, que se sitúa en subidas moderadas de un 2% y un punto más ligado a la productividad.
La realidad es que el descuelgue de convenios es una medida que gusta mucho a las asociaciones de empresarios y bastante menos a los representantes sindicales. Pero tal y como se plantea el primer semestre del año dudo mucho de que nadie esté planteando cambiando esta cuestión a corto plazo ni tampoco otros aspectos de la última reforma laboral.