Tradicionalmente, las zonas ricas en productos agrícolas, ganaderos o pesqueros han explotado sus productos, e incluso han alcanzado elevadas cotas de desarrollo y riqueza mediante una estrategia exportadora de sus empresas.
Pues bien, en plena Castilla, en la localidad de Medina del Campo, que queda muy alejada de las costas, una empresa se ha lanzado a producir y comercializar langostinos, que está comenzando a distribuir no solo en las localidades cercanas, sino que a otros lugares.
Este hecho que resulta insólito, ha roto, si alguna vez existió, de que la no existencia de un clima determinado e incluso la ausencia de determinados productos no tienen por qué ser una limitación a la hora de desarrollar una idea de negocio en el sector de la alimentación.
Y al mismo tiempo demuestra una vez más que la técnica y la tecnología pueden suplir a muchas de las limitaciones naturales con las que se encuentran las empresas en sus procesos de fabricación, desarrollo de productos, y también en el acercamiento de ciertos productos y servicios a aquéllos lugares en los que pueda existir una fuerte demanda potencial.
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