Las cajas de ahorro están en el punto de mira desde hace tiempo, como responsables de parte de todo este desaguisado financiero que estamos viviendo y también como responsables de hacer de tapón, de limitar las posibilidades de que este desaguisado empiece a resolverse. Y viendo todo ello, nuestro simpático gobierno, que hace tan solo unos meses ante el caso irlandés decía que a España nunca le sucedería algo parecido en su sistema financiero, busca soluciones de urgencia, ¿afectará ello a las empresas y profesionales?
Primero de todo decir, que yo personalmente estoy completamente de acuerdo en que las cajas de ahorro desaparezcan como tales si el sistema no es sostenible, rentable ni comprendido por los mercados y se conviertan en bancos. Pues en ello no veo ni un peligro para la identidad geográfica de las mismas, ni una amenaza para la población y sus ahorros, ni tampoco una limitación en lo que se refiere a las obras sociales que vienen realizando, ¿y si no veo inconvenientes, veo ventajas?
A priori por supuesto veo básicamente la ventaja de que un sector clave para el sustento de un país y con un poder capaz de llevarlo a la quiebra en caso de bancarrota o insolvencia de las cajas, mediante esta fórmula logre salir se su situación precaria y se estabilice, siendo capaz de volver a operar con normalidad, y es precisamente en esta vuelta a la normalidad donde veo las ventajas para empresas y profesionales.
Y las veo, pues un sector nuevamente sano y fortalecido será capaz de volver a nutrir, a acompañar al tejido profesional y empresarial, además de volver a reactivar la actividad de un país (casi) en parálisis. Y todo ello sin olvidar la reapertura para empresas y autónomos del flujo de crédito, que si bien ya no será (ni debe volver a ser) alegre y fácil como antes, si que como mínimo existirá nuevamente un flujo que permitirá trabajar normalmente a los profesionales y empresas (además de que aun y sin las entidades financieras, se busquen alternativas a la financiación, pero ese es otro tema).
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