Con las cotizaciones del pasado mes de octubre los inscritos en el RETA vieron como se producía un incremento en la cuantía de su cotización. Se trataba de una subida prevista en los tipos de cotización por cese de actividad y por contingencias profesionales. Queda por cobrar la subida desde enero a septiembre ya que la Seguridad Social mantiene la deuda pendiente y está estudiando como aplicarla.
Supone una cantidad que dependiendo de la base de cotización rondará los 25 o 30 euros. Lo que si ha informado es que el importe pendiente de esta subida del mes de septiembre se cobrará con la cuota de noviembre. Quedarían por liquidar entonces ocho meses para los que está estudiando como hacerlo.
Porque según lo previsto en enero se producirá una nueva subida de tipos, de 0,3 puntos y si no se aplica o no se ha cobrado la deuda pendiente no dejará de acumularse para el futuro. Es un laberinto donde se han metido ellos solos. Si se hubiera aplicado la subida de tipos cuando tocaba, en enero de 2020 no habría pasado nada y ahora no tendrían que ir con cuidado para cargar 25 euros extra en las cotizaciones de los autónomos que no están precisamente en su mejor momento.
Lo que está claro es que la deuda se cobra. De hecho si algo tenemos claro es que las deudas con la administración siempre se pagan y se cobran. ¿Podría existir una moratoria? La realidad es que sería posible que se aplicara a la subida prevista para 2021 y se dejara pendiente para el segundo semestre, aunque como ha ocurrido ahora genere una deuda acumulada.
Hay que tener en cuenta que la subida corresponde a dos conceptos que suponen una mayor protección, teóricamente, para el autónomo. Por un lado el cese de actividad y por otro las contingencias profesionales, es decir, cuando se sufre un accidente laboral. Van acorde con las reivindicaciones del sector y sus representantes de tener una mayor protección ante circunstancias adversas.
Aunque la realidad es que no es lo mismo pensar en esta circunstancia cuando remamos a favor de viento que ahora en medio de una crisis donde la mayoría de los autónomos solo pueden pensar en ir achicando agua y esperar a que la tormenta pase. Después será el momento de evaluar daños y ver si podemos mantenernos a flote o no.