Uno de los grandes logros a mi entender de la construcción de la Unión Europea ha sido la implementación de una moneda común, del Euro, pues ha facilitado tanto las transacciones personales como las comerciales, ha supuesto un avance en poder ver rápidamente los precios y las diferencias de los mismos de un lugar a otro, y ha terminado con permanentes cambios de moneda para nuestros viajes y para nuestras transacciones físicas.
Pero como que ni todo el mundo es Europa y no todo el mundo utiliza el Euro, hemos de tener muy presente el riesgo que corremos en nuestras transacciones comerciales con moneda extranjera como profesionales o empresa, debido a la fluctuación de las mismas.
Por supuesto, según el servicio que prestemos podremos encontrar soluciones al respecto como podrán ser seguros de cambio o soluciones por el estilo, pero como que ni todos los productos o servicios son especialmente apropiados para ello, y en muchas ocasiones muy especialmente en el ámbito de los servicios estamos a expensas de la fluctuación, esta se convierte en un grave riesgo. Por ejemplo si miramos lo que sucede en la actualidad es lo siguiente: si hablamos de trabajar con Dólares norteamericanos, cobrar en ellos es una bendición, si debemos cambiarlos a Euros se puede convertir en un drama.
Todo ello tiene varias soluciones y por supuesto dependerá mucho de la infraestructura de cada uno, de lo que ofrece, del volumen a negociar y de sus necesidades, por mi parte mis consejos genéricos y básicos serían dos: marcar nosotros el precio que nos interesa en Euros y que sea el cliente el que entre en la ruleta de pagarnos más o menos en su moneda, pero nosotros siempre cobrar los mismos euros (así podremos ganar o perder pero nos evitaremos sufrir), y segundo si podemos mantener posiciones y cobramos en moneda extranjera abrir una cuenta en esa divisa, y mantenerla hasta que el cambio nos sea lo más favorable posible.
En Pymes y autónomos | Cómo valorar operaciones en moneda extranjera Imagen | Diego Barra