Cada vez son más los negocios los que salen a la palestra para gritar al viento que absorberán la subida del IVA para incitar a sus clientes a consumir, al 'protegerles' contra el incremento de gravamen que sufrirán muchos bienes y servicios de la economía. Lo cierto, es que con esta estrategia podemos poner en peligro nuestro negocio por el miedo a que nuestra clientela se reduzca aún más como consecuencia de este nuevo factor.
La absorción del incremento del IVA funciona como una reducción de los precios de nuestros artículos, lo que se traduce en un menor margen empresarial. Que si no se compensa con un incremento de la facturación (aliciente poco probable dada la coyuntura económica que atravesamos), puede desembocar en la quiebra de nuestro negocio.
El peligro de esta estrategia reside en que algunas grandes compañías han abierto el melón de que lo harán, aprovechando una la situación de privilegio que les otorga el poder negociar costes más bajos con sus proveedores. No siendo igual el juego de poder para las empresas más pequeñas, que si adoptan la misma estrategia será más lesiva que para las anteriores.
Por tanto, tenemos que tener presente que la subida del IVA es café para todos, y que todos sin excepción deberán afrontarla. Con ello quiero decir que no es una medida discriminatoria, y que tal vez la propuesta de valor para nuestros clientes no tiene por qué estar ligada a su absorción, sino en el diseño e ideación de otras alternativas que nos permitan proporcionar un servicio más eficaz optimizando nuestros costes.
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