El estrés es una reacción fisiológica del organismo como mecanismo de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante y puede afectar negativamente en el rendimiento y en casos extremos puede llegar a provocar el colpaso del individuo.
En situaciones como la actual no hay empresario que no esté sometido al estrés. Sin embargo, no tiene porqué ser negativo o dañino. Si se consigue manejar correctamente, puede producir efectos muy positivos en la productividad y el rendimiento. Un ejemplo evidente son los deportistas de élite que mantienen la tensión y manejan perfectamente la presión.
Este tipo de profesionales se les educa para que el estrés trabaje a su favor. Para lograrlo hay que tener presente que el estrés es un sentimiento no una señal de enfermedad. De este modo cuando uno comienza a preocuparse , hay que darse cuenta de que es una señal de algo que le inquieta, lo cual no es razón suficiente para que surja el pánico, por el contrario hay que identificar qué es la causa de preocupación.
En muchas ocasiones, mucha gente se siente mal o se estresa por cosas que no pueden cambiar por algo tan simple como que están fuera de su control. Aprender a discriminar hasta donde llega nuestro radio de acción es indispensable para poder controlar el estrés.
Los seres humanos, en nuestra condición de seres sociales, necesitamos de las relaciones humanas. Por eso, es importante disponer de un grupo de relaciones que pueda ayudarnos en momentos de estrés. Identificar a esas personas en las que confiar es una labor fundamental para poder buscar apoyos con los que superar las situaciones de angustia.
Lograr convertir el estrés en tensión positiva sólo se consigue aprendiendo a controlarlo y para conseguirlo es necesario aplicar tanto un esfuerzo individual como el apoyo colectivo.
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