En estos tiempos en los que crece el incremento de inseguridad, donde estamos volviendo a ver atracos a muchos establecimientos que nos traen recuerdos de los 80s, todo el mundo intenta mejorar su seguridad. Pero como la crisis achucha, conozco más de un establecimiento comercial donde los carteles que advierten sobre medidas de seguridad son falsos. Es más, he visto varios locales donde cuentan con cámaras de seguridad que no están grabando, que no son autenticas, con fines claramente disuasorias. Claro que entonces cabe preguntarse: ¿son legales las cámaras falsas?
Cuando hablamos de legalidad nos estamos refiriendo fundamentalmente a lo relativo a la protección de datos, a la temida LOPD y a su brazo ejecutor, la Agencia de Protección de Datos. ¿Cómo se ha pronunciado este organismo respecto a estos sistemas de disuasión que, lógicamente no tiene sentido que cumplan el consabido protocolo de comunicación pública, de registro de archivos en su seno, etc?
Pues de un modo la mar de curioso. Como obviamente no se ha podido probar que se este grabando nada, que no hay procesamiento de datos, la Agencia se halla fuera de lugar, partiendo de la presunción de inocencia debida. Ahora bien, las resoluciones que archivan los casos exigen la retirada de estos “decorados”, ya que en el futuro pueden constituir prueba indiciaria de que se esta grabando y por tanto desvirtuar la presunción de inocencia.
Es impresionante que la Agencia pretenda inmiscuirse en temas que no son de su competencia (quziás podría admitir que lo son de Seguridad Ciudadana, en todo caso). Comparto la visión de David González Calleja de que mean fuera de tiesto y que dichas pretensiones no pueden prosperar. De hecho, el propio David nos comenta que la legislación catalana excluye estos casos del control de la agencia ad hoc. Cabe entonces preguntarse a qué viene esto y recomendar que se sigan instalando.
Supongo que parte se deriva del irremediable vértigo que genera el poder de un organismo que campa a sus anchas, y al que pocos se están encargando de poner limites. Y, dentro de dicha lógica, la visualización de que haya sistemas de cámaras sin las correspondientes chapas que adviertan de su presencia y demás requisitos legales, les pueda poner nerviosos. Es posible que crean que eso genera una sensación de impunidad, de inseguridad al respecto, entre la ciudadanía, que no sabe cuando esas cámaras son de verdad o no. Pero desde luego ese no es el problema de las pymes.
Vía | Descargas legales
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Imagen | Daquella manera