Hace tan sólo unos años eran parte fundamental para la recuperación. Tendrían para lograrlo alfombra roja y todas las facilidades por parte de las administraciones. Junto con las pymes eran los que tenían la enorme responsabilidad de sacarnos del atolladero. Hoy los trabajadores autónomos han pasado de ser ese motor económico a convertirse en los nuevos bancos con los que el Gobierno se va a financiar durante los próximos años, pero con agravante que lo hace si cabe aún más indignante: sin intereses.
La subida en la retención del IRPF es la constatación de esta transformación de estos trabajadores en agentes financiadores. Al pasar del 15 al 21 por ciento este año y 2013 (y a partir de 2014 al 19 por ciento) el dinero que el Estado retiene de la facturación, los más de 3 millones de trabajadores está prestando sin intereses y con todas las facilidades un buen puñado de euros.
No contentos con eso, la subida general del IVA (del 18 al 21 por ciento) y el cambio en los tipos impositivos de muchos artículos hará el resto. El Gobierno llegó a anunciar su intención de retrasar el pago del IVA hasta el cobro de las facturas, una histórica reclamación del colectivo para inyectar liquidez y no ahogar sus ya maltrechas cuentas. Sin embargo, los votos de los ‘populares’ vetaron la iniciativa en el Congreso el pasado mes de junio, por lo que este incremento será asumido y, por tanto, adelantado también por pymes y autónomos en caso de impago. En algunos casos hay diferencias de hasta 13 puntos porcentuales que serán difícilmente asumibles.
A la más que previsible bajada del consumo de las familias hay que sumar este nuevo y lamentable ‘rol’ de banquero que asume el colectivo de trabajadores autónomos, duramente castigado por la crisis. Una crisis que ha obligado hasta ahora a echar el cierre a casi 560.000 profesionales, según la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA).
En definitiva, el efecto es perverso: estrangular la liquidez de los autónomos para mejorar la del Estado con una financiación a la carta sin intereses ni gastos. ¿Es así como realmente se pretende fomentar el empleo? ¿Es esta la alfombra roja que tendrían a su paso los autónomos y las pymes? Emprender se va a convertir aún más en un acto de heroicidad.
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Imagen | Will Spaetzel