En un escenario perfecto las negociaciones se desarrollan en un entorno de igualdad y sin circuntanscias que estresen la relación.
Sin embargo, un escenario nunca se reproduce en la realidad. Por eso al negociar, debes tener mucho cuidado con los compromisos que asumes. De hecho, bajo ninguna circunstancia nunca debes aceptar algo sólo para evitar caminar con las manos vacías.
Es fundamental plantearse si las posibles opciones con las que contamos y, una vez evaluadas a fondo, si estas son opciones resultan operativas y suficientes.
La línea de temporal, los términos y las condiciones deben ser lo suficientemente realistas y detalladas como para que el acuerdo pueda efectivamente aplicarse.
Algo que nunca hay que obviar es si se tiene la autoridad suficiente como para comprometerse con las condiciones que se están negociando. Piensa, de hecho, si puedes firmar el acuerdo que propones o si necesitas la aprobación de otra persona.
Por último, pregúntate si podrás vender estas opciones internamente a los principales interesados. Es imprescindible acordar las soluciones con las personas adecuadas dentro de la organizacióny del equipo antes de hacer cualquier promesa.
Lo que nunca hay que hacer, y siempre evitar, es comprometerse a cualquier cosa con tal de cerrar una acuerdo que cabe por afectar negativamente a nuestro negocio o a nuestra carrera profesional.
Imagen | Edar En Pymes y Autónomos | Método Harvard de negociación