Cuanto más grandes son mis clientes más pequeño me vuelvo

Cuanto más grandes son mis clientes más pequeño me vuelvo
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El pez chico se come al grande y en la pyme, tratar con grandes empresas es una labor bastante compleja para conseguir que no nos devoren. A todos nosotros nos gusta alardear una buena cartera de clientes, en donde los nombres conocidos suenen con fuerza.

Da mucha imagen o prestigio decir yo le trabajo a fulanito o menganito, siendo empresas cotizadas o muy conocidas en nuestro área de influencia. Pero ¿qué nos trae de bueno tener este tipo de clientes?

Muchos pensaremos, prestigio y seriedad en los pagos. Yo pienso, cabreos, retrasos, apretones presupuestarios y recortes en las partidas un día si y al siguiente también.

La empresa debe mantener un equilibrio en las fuerzas entre sus clientes y su propia estructura. Puede sonar clasista o retórico pero arrimarse a buen árbol no siempre garantiza la mejor sombra. Imaginemos algunos escenarios.

Trabajar con una gran empresa implica en la mayoría de los casos una ingente cantidad de recursos. Acometer determinados trabajos pueden desbordar nuestra empresa, y si no actuamos con cautela y manejamos adecuadamente nuestra tesorería, pueden abocarnos a la quiebra.

En un contrato con una gran empresa, el precio final nunca lo pones tú. Y quién diga lo contrario, por favor que lo demuestre. Trabajar con los grandes implica aceptar sus condiciones en todos los aspectos y uno de ellos es la cantidad que están dispuestos a pagar por determinados trabajos o servicios.

Cuando comenzamos a perder el control de nuestras propias decisiones y no tenemos apenas margen de negociación, es complicado hacer un buen trabajo. Además el sentimiento general que crea en la empresa esta pérdida de control no es buena para nadie.

Tenemos que tener muy claro que gestionar nuestras relaciones comerciales con clientes grandes, no son equiparables a el resto de nuestra cartera comercial, por lo que la adecuada preparación de toda la empresa es paso previo e imprescindible para desarrollar correctamente nuestra labor empresarial.

Imagen | tinou bao
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Comentarios cerrados
    • Eso es muy cierto las entidades bancarias al estudiarnos para darnos una póliza de crédito u otra operación de activa, siempre analizan la composición de la cartera de clientes a través del modelo 347 por lo que si observan una concentración de la actividad en un cliente no les gusta.

    • Pero no sólo eso, Pañolator, además de todos los razonamientos que da Remo, creo que hay uno más que hace que la gran empresa no sea un buen cliente: "el valor añadido de nuestro trabajo".

      A ver si soy capaz de explicarme. Al ser proveedores de una gran empresa, nadie va a valorar si hemos medido con meticulosidad o hemos ajustado según sus necesidades. Sólo somos un número más entre todos sus proveedores con un balance final: realizado al precio estipulado.

      Por el contrario, el "pequeño" cliente sí aprecia esos detalles, puesto que marcan la diferencia entre un servicio más o el servicio realizado para él.

      No es lo mismo que, por ejemplo, vaya a colocar un splitter Telefónica, Orange, Ono, Tele2, etc... que lo va a hacer rápido y como pueda (con cualquier subcontrata que le da lo mismo el resultado estético final, puesto que no le importa nada ese cliente y él tiene un contrato por obra y servicio) a que lo instale "electricidad Pepe", que lo va a llevar por donde quiera el dueño de la línea y le va a aconsejar lo mejor para sus intereses con la esperanza de que con un trabajo bien realizado le llamarán de nuevo.

      Para mí, ese último "muchas gracias" en la despedida que es el que hace que te sientas satisfecho de tu trabajo, no existe con un "gran cliente".

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