Uno de los aspectos que más valoran las empresas es el compromisos de sus empleados. Se trata de trabajadores que valoran la organización en la que se encuentran y saben que su futuro está ligada al éxito de la misma. Es en este caso cuando el trabajador entiende que lo mejor para la empresa le beneficiará también a él.
Pero esto tiene un límite, ya que al trabajador también le tiene que beneficiar el crecimiento de la empresa. Y aquí no nos referimos sólo a una mejora económica o la participación de alguna manera en los beneficios. Se trata de cuidarle y valorarle como un activo importante de la organización.
Se trata también de que el compromiso entre empresa y empleado sea recíproco. Se trata de darle voz al empleado también en la toma de decisiones, asignarle más responsabilidad a la hora de llevar a cabo determinados proyectos, etc.
A la vez también es importante empatizar con sus problemas y ayudar en la conciliación de la vida personal y laboral. Sobre todo en las organizaciones más pequeñas es fundamental ser flexible, lo mismo que lo hacen los empleados a la hora de ajustar sus horarios en muchas ocasiones a las demandas de las empresas en picos de trabajo.
Por último hay que tener en cuenta que el compromiso es necesario ir renovándolo periódicamente. Es importante que empleado y responsables se sienten y cada uno hable de la valoración que hace del otro. Con mentalidad constructiva, con cuestiones que se pueden mejorar. Con un plan a corto plazo y cosas concretas que poner en marcha para ser más efectivos.
Este punto es básico, ya que si no se habla de estas cuestiones, al final acaba produciéndose una desafección. El trabajador ya no tiene un compromiso tan fuerte con la empresa, y ésta comienza a poner en duda la capacidad del empleado, sus rutinas y mecánicas, etc. Y esto no suele acabar bien a largo plazo.
En Pymes y Autónomos | Cómo mejorar el engagement de tus empleados
Imagen | skeeze