Mucha gente piensa que la forma más rápida y eficiente de comunicarse en el trabajo son las llamadas telefónicas.
Sin embargo, hay un buen número de razones para evitarlas, la más inmediata por una mera cuestión de productividad.
Pocas cosas son tan perturbadoras como una llamada no planificada cuando se está tratando de terminar una tarea.
Eso si no se tiene en cuenta aquellas llamadas que requieren que tomemos decisiones en el momento a solicitudes imprevistas.
De hecho, conviene plantearse si realmente es aconsejables aceptar el compromiso de atender las llamadas telefónicas que nos exijan tiempo de reflexión para decidir.
Una de las mejores opciones, es reducir al mínimo las llamadas perturbadoras, agruparlas y programarlas de forma consecutiva.
La cuestión que se plantea es, ¿qué hacer si nos insisten en llamarnos por teléfono?, siendo prácticos, lo mejor es enfatizar que el mejor modo de contactar con nostros es por e-mail, no eludimos el atenderles, simplemente, les informamos de cuál es nuestro canal de comunicación preferido.
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