Hemos vivido y vivimos en una sociedad anquilosada y adormecida en los brazos de papa estado, y preguntándonos diariamente en lo que puede hacer el estado por nosotros, y en la subvención personal o profesional que podremos conseguir. Vivimos en la cultura del subsidio, y solo ahora y por la fuerza empezamos a despertar del letargo.
Como admiro la cultura norteamericana donde se apuesta por la superación personal ante todo, donde el barrendero puede llegar a ser el director de una multinacional, y el director de una multinacional que no separa gestionar y superarse día a día, puede llegar a ser barrendero.
Como admiro la cultura de ese país que siempre se pregunta aquello tan conocido de que puede hacer él por el estado y no al revés, aquel país donde el triunfador anda con chancletas y nadie pregunta quien es, una sociedad donde puedes llegar a serlo todo, y realmente nunca eres nadie. Aquel país donde la solidaridad se supone y no se impone.
Y comento todo esto para alentar al emprendedor de nuestro país, al emprendedor que ahora quiere iniciarse en el terreno empresarial, a que renuncie a la cultura del subsidio, a que se instale en la cultura del esfuerzo y de la superación personal, a la cultura de lo suyo, de lo personal, de lo único, a la cultura del ganador.
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