Decía Giulany, el exalcalde de Nueva York, que los mejores políticos son los que han salido del mundo de la empresa. No se si es cierto, pero personalmente me inspira cierta desconfianza el político profesional, áquel que ha vivido toda su vida del oficio público. Tengo la sensación de que no es solo que cuente con una formación y una experiencia cuestionables, si no que, en un sistema como el actual, su independencia quede totalmente lastrada debido a su dificultad para ganarse la vida fuera de la política.
Pero también es cierto que, en ocasiones, pecamos de cierta miopía a la hora de seleccionar a la gente de nuestros equipos: experiencia previa en el sector, formación ad hoc, etc…. lo que encarece la contratación de dichos profesionales y por otro lados nos limita y homogeneiza en los resultados a las empresas de la competencia. Me temo que en ocasiones no prestamos especial atención a personas que, por venir de actividades ajenas ya no a nuestro sector si no al mundo empresarial, son automáticamente descartadas. Y lo hacemos sin fijarnos en sus habilidades, en sus capacidades, que pueden casar perfectamente con nuestro negocio. Pongo varios ejemplos:
- Los políticos: es un tema delicado, pues en ocasiones se puede rozar el trafico de influencias, etc. Sin embargo, y más allá de ello, reconozcamos que tiene una fuerte experiencia del complicado mundo del pasilleo,de los procedimientos administrativos, de conocer como piensa y actúa la Administración. Muchas empresas se dan cuenta de su valía y son, de los que voy a comentar, de los que mejor lo tienen. Insisto, por favor, en que no trato de esos supuestos que alimentan las paginas de sucesos, ni de primeras espadas de la política. Hablo de ese concejal de festejos, o de ese exdirector general de educación de una CA.
- Los deportistas de élite: me consta que muchos de ellos tienen una difícil reinserción laboral. Y sin embargo, han atesorado valores, han diseñado estrategias, han demostrado una capacidad de sufrimiento que sin duda pueden resultar utiles. Recordad si no el éxito de inciativas como la consultora Makeateam.
- Mandos militares: no me refiero a lo típico que te vienen vendiendo para incorporarte a las Fuerzas Armadas de aprende un oficio, sacate un carnet especial y todo eso. Me refiero a la propia capacidad de gestión de equipos, de trabajo bajo terribles condiciones de stress, etc. Uno observa empresas norteamericanas y observa la reconversión de mandos militares como ejecutivos de gestión. Claro que me temo que aquí no existen centros universitarios como WestPoint.
- Religiosos: suelen contar con una fuerte capacidad dialéctica, con una buena empatía, con un destacable nivel cultural y con facilidad para implicarse con objetivos inmateriales, con la ¿misión? de la empresa. Es curioso el caso que se esta produciendo en EEUU, de una empresa que está usando evangelistas mormones para sus equipos de venta a puerta fría de sistemas de seguridad privada. Es una mecánica muy parecida a la que venían realizando y, además de las virtudes antes citadas, cuentan con callo para aguantar el No, el rechazo una y mil veces. Claro que siempre cabe preguntarse si algunas de estas organizaciones religiosas evangelistas no son más que tapaderas de editoriales avispadas.
En esencia, lo que pretendo transmitir con este post, y no se si lo he conseguido, es que abramos la mente a la hora de pensar en que tipo de gente, de perfiles, encajan en nuestro equipo. Es posible que a día de hoy, con crisis de por medio, nos sea más sencillo encontrar profesionales adecuados, pero esto no durará eternamente, y debemos explorar nuevas vías para reclutar talento a buen precio.
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