Uno de los principales problemas que puede tener un trabajador por cuenta propia son las constantes interrupciones. Llamadas de clientes, cuestiones personales, correos electrónicos, Whatsapp, Facebook, Twitter y podemos seguir nombrando algunas de las cuestiones que nos pueden llevar a interrumpirnos constantemente. De esta forma trabajar desconectado se convierte en el camino a la productividad del autónomo.
Es una paradoja, en un mundo hiperconectado, el freelance necesita aislarse para aprovechar el tiempo y avanzar en sus tareas, en lugar de la gestión de clientes, futuros trabajos, cambios que nos piden en algunos que ya tenemos entregados, etc. El principal enemigo es en muchos casos el smarpthone.
Parece que con este nuevo modelo, el autónomo tiene que estar más preocupado por ser más social, por colaborar y conocer a otros trabajadores por cuenta propia, empresas, proveedores, etc. Esto es bueno, pero no todo el mundo lo sabe gestionar de forma adecuada y limitar su tiempo a unos pocos minutos al día.
Al final nos convertimos más en esclavos de una tecnología que nos roba más tiempo del que nos ahorra. No todo el mundo sabe sacarle partido al smarpthone, a estar siempre conectados a Internet, sobre todo si se trabaja más en local que en la nube, si las aplicaciones están más en el portátil que como servicio para poder usar cualquiera de ellas desde el propio smartphone.
Esto por no hablar de la imposibilidad de desconectar que sufrimos en muchas ocasiones. No importa que sea festivo, que no estemos en "horario de oficina", etc. La posibilidad de trabajar a cualquier hora y estar localizados hace que muchas veces los clientes no respeten los horarios de descanso, pero otras veces somos nosotros mismos los que acabamos por no respetar nuestros propios horarios.
Al final trabajar en modo avión se convierte en la única manera de tener un mínimo de tranquilidad para afrontar el trabajo con un nivel de concentración adecuado para lograr acabar el día avanzando y no con la sensación de no haber parado y al final tener más temas pendientes que cuando empezamos la jornada.
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