Lo ha vuelto a hacer. La persona que tiene un puesto en el mercado de abastos donde compras desde hace años, ha considerado que tú, uno de los cinco clientes que tiene, eres el indicado para escuchar sus problemas. Mientras te preparaba tu pedido, te ha confesado que le deprime ir a trabajar, que no sabe qué va a hacer con su vida, y que está harto de sus hijos. Pero sobre todo, que el negocio no funciona.
Atónito, crees que debería echar la persiana y dedicarse a otro oficio, cualquiera donde no tuviese que hablar con nadie. Sobre todo, porque su don no es el de trabajar de cara al público. Su don es espantar al poco que le queda.
1. Los problemas se quedan en casa una vez estás en el trabajo. Lo sé, suena complicado pero cualquiera que trabaje o haya trabajado de cara al público, sabe que algo que agradece el cliente, es una persona eficaz, amable y sobre todo que no descargue sus problemas personales en él, que al fin y al cabo está de paso. Es un cliente, no un amigo.
2.Intenta amar tu trabajo y lo que vendes. No es un pensamiento de esos que vemos reflejados en libretas o tazas, es una realidad práctica. Si no nos gusta lo que hacemos, poco o nada venderemos.
3.Escuchar al cliente, para variar. En esta sociedad donde la prisa y la necesidad de comunicarnos resultan obvias, permítele a tu cliente que explique lo que busca y el motivo. Aunque durante el proceso, te hable de sus hijos, nietos o del dolor de cabeza que tiene.
4. Un poco de humor, por favor. No todos los días tenemos ganas ni de reír ni de sonreír. Pero, está demostrado que gozar de un sentido de humor elevado, incluso en las situaciones adversas ayuda. Y adversa puede ser una cola kilométrica de gente impaciente que quiere pagar. Aunque también signifique, ganancias.
5.Si lo tuyo es vender en una tienda local, debes aspirar a la excelencia en ventas. La competencia está ahí. El mundo de las ventas ha cambiado y no podemos hacer nada. Es como la Navidad, te guste o no, ha llegado. Si no eres el mejor en lo tuyo y ofreces una experiencia de compra inolvidable, mejor tira la toalla, pero eso no entra dentro de la cabeza de un buen vendedor.
6.Ofrece alternativas si no encuentran lo que buscan. A todos nos ha pasado, preguntamos por un producto, niegan con la cabeza y les falta decir: "Váyase por donde ha venido". ¡No! ¡Error! ¿Cuántas veces no acabamos comprando algo similar a lo que teníamos en mente? La propuesta debe ser coherente con lo que nos han pedido, pero negar con la cabeza, no es la opción si hay alguna posibilidad de cerrar una venta.
7. El don para comunicarte con los demás debe acompañar a tu personalidad. No basta con ser simpático, guapo, alto y con una sonrisa blanca impoluta. Si no dominas el arte de la conversación, no sabes qué significa comunicar eficazmente, de nada servirá una buena presencia. Para vender, hay que saber oír pero también hablar con conocimiento de causa.
Para vender hay que amar vender. Para algunos trabajos es necesario algo más que un currículum, se necesita una actitud, una forma de ser capaz de capear días malos, y que nadie perciba lo que pasa por tu mente, de hecho, saber darle la vuelta a la situación y volver a casa con una sonrisa es posible.
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