Spotify ha dejado de ser completamente gratuito ilimitadamente y ello ha contribuido a la aparición y a dar notoriedad a otras alternativas para escuchar música gratuitamente. Skype líder indiscutible en su segmento se encuentra con otras opciones que pretenden hacerle la competencia como Talky y aunque en los primeros días con importantes problemas técnicos le roban cuota de mercado, y así mil y un casos más, ¿con cuál nos quedamos?
Yo la respuesta al anterior planteamiento la tengo muy clara, pero tiene una doble vertiente. Una de las vertientes se refiere a si cambiamos el producto o servicio que estemos utilizando realmente porque supone un avance o si bien sólo lo hacemos por precio o por otro factor secundario.
Es decir, a mi entender escoger cambiar de un producto o servicio que me satisface y me aporta grandes funcionalidades y valor simplemente porque es más barato que el que utilizaba o por cualquier otra causa secundaria, es un error por muchos motivos, pero el principal es porque siempre prefiero el original al secundario, al sucedáneo.
Otra cosa es cuando este sucedáneo no resulta tal sucedáneo, sino que resulta una alternativa en toda regla. Una alternativa que nos aporta distintas o mejores funcionalidades, una alternativa que nos aporta un valor añadido que el anterior producto o servicio no nos aportaba. En estos casos es indudable que el cambio es bueno y necesario, y es que en este tipo de cambios también se encuentra el cambio de la evolución.
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