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El término hype, en el área del marketing, es una estrategia inteligente para enfatizar una cosa, idea o producto hasta que los usuarios/clientes sientan la necesidad de consumirlo.
¿Qué empresa os viene a la mente? Hawkers y sus gafas sin ir más lejos. Zapatillas a 50 €, Pompeii. Y la reina, cómo no, Apple. ¿Qué se necesita para que un producto destaque del resto? Convertir al consumidor en la mejor herramienta de marketing. Y prescriptores que gracias a la "ley del contagio" doten de un valor añadido al producto.
Expectación, la clave
El fenómeno de las colas ante un evento, nos recuerda a actuaciones de grupos o cantantes en las que seguidores fieles, no dudan en permanecer horas sin importar las inclemencias del tiempo, la falta de sueño o cualquier otro elemento disuasorio. Lo importante es obtener la recompensa.
Sustituyamos grupo/cantante por producto.
Y a continuación, generemos el máximo ruido en las redes sociales. De todas las formas posibles:
Creando concursos flash: a lo largo del día vamos a sortear estas gafas, maquillaje, etcétera. Genera la participación invitando a que se hagan RT en el concurso, menciones de amigos.
Un famoso como prescriptor. En el caso de las conocidas gafas Hawkers, el primer personaje conocido que las llevó fue el piloto Jorge Lorenzo, que fue socio en los inicios de la empresa durante un tiempo. Los medios cambian, los soportes también, pero hay ciertas técnicas que funcionan. Un famoso como prescriptor es una garantía.
Ceder el producto a un bloguero conocido. Si andamos escasos de producto porque la aventura acaba de empezar, hagamos como en el caso de Pompeii. Convirtamos una debilidad en una oportunidad. Si no te das prisa, te quedarás sin ellas, son unas zapatillas de edición limitada. Un blogger experto en moda y con muchos seguidores será el prescriptor indicado.
Hype es una combinación de: ruido en las redes sociales, prescriptores que conecten con nuestro público, expectación, concursos...
Hype es un término que viene de hipérbole, exageración y de eso se trata de crear una campaña descomunal, que incite al consumidor a desear ese producto. Pero ojo, con exagerar más de la cuenta.
La calidad del producto o servicio ha de ser excelente, prometer lo que se dice es una máxima ya que el consumidor, ése que algunos definen como el responsable de su marketing, puede volverse en nuestra contra.
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Imagen| Isabel Iborra