Cuida tu reputación, no por vanidad, sino para no dañar tu obra, y por amor a la verdad. (Henri F. Amiel) Esta frase se podría aplicar a la conducta de cualquiera de nosotros, pero también a una empresa, grande o pequeña y a todo aquel negocio que viva de ofrecer servicios y productos a un público. La imagen debe ir de la mano de calidad y de una comunicación interna y externa que se refleje en un comportamiento exquisito. Es decir, de comprender la importancia de una buena reputación.
En la actualidad la reputación de una empresa va más allá de lo que su público objetivo opine, incluso de lo que piensen sus clientes internos, el campo donde se han de exponer para vender se ha ampliado, y la reputación online hay que cuidarla también. Si la reputación es algo tan subjetivo como la percepción que se tiene de nuestra marca, en estos momentos se debe trabajar para que ésta siga generando una buena impresión.
Según Fernando Prado "la reputación funciona como un escudo frente a la crisis". Este profesional incide en que no existen dos tipos de reputación: una en la vida real y otra online. En mi humilde opinión creo que aunque por muy positiva que sea una marca y su imagen, si extiende el negocio a la red y allí no sigue un comportamiento coherente en la atención al público por ejemplo, esto probará que sí existen diferencias.
Si para un cliente lo importante es el respeto, la confianza y la admiración de una empresa (cualidades que conforman una buena reputación) y no se cumplen en una compra realizada a través de Internet mientras que sí se da cuando se acude a un establecimiento físico, creo que repercute en la economía de la reputación que tan valiosa es. Si me tratan de manera ineficaz, mi simpatía por así decirlo hacia la marca variará.
En lo que sí estoy de acuerdo es en el asunto que asemeja a la reputación o la imagen de empresa con la de una buena persona.
Cuando una persona de la que pensamos que es buena y que tiene buena reputación, se equivoca o comete un error, nuestra tendencia natural es justificarla, perdonarla, porque entendemos que ese comportamiento que no se adecúa a la imagen que tenemos de ella. Y lo mismo sucede cuando es alguien que tiene mala fama: sus malas acciones no harán más que confirmar la percepción que ya tenemos de esa persona, asegura Fernando Prado
Es por ello que si una pyme construye su reputación a través de su trabajo, de la comunicación y de lo que dicen de ella, sólo deberá estar atenta a realizar a la perfección la suma de estos tres conceptos, puesto que la clave para encontrar el equilibrio entre realidad y percepción por parte de los clientes reside en que todo lo anterior funcione.
La cita: "que hablen de mí, aunque sea mal" no es aconsejable para una pyme. Construir una buena reputación conlleva años y es difícil perderla si es positiva aunque no hay nada imposible. Por lo que si en este momento se tiene como un activo la buena imagen con la que cuenta nuestra empresa se debe fomentar por ejemplo, la buena atención al cliente desde cualquier frente.
No importa que sea detrás de un mostrador, o a través de una página en Internet. Si ya nos respetan y confían en nuestros servicios, no demos opción a perder a un buen cliente por un fallo en nuestra comunicación sobre todo ahora ya que si nunca es positivo perder un cliente, menos positivo resulta en la situación actual. Nunca se debe relajar ninguno de los tres pilares que sostienen una buena reputación, por excelente que sea.
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