Un nuevo directivo se hace responsable de una empresa o una área concreta de la misma. Es una noticia importante para la propia organización, pero poco o nada relevante para el resto del mundo. Y sin embargo muchas de ellas creen que es importante difundir dicha noticia en sus redes sociales, incluirla en la newsletter o hacer una nota de prensa.
Además dando una relevancia a la misma que no se justifica para el cliente que nos sigue en las redes sociales o está suscrito a nuestra newsletter. Bastaba con hacer un breve anuncio de dicha incorporación, pero al fin y al cabo es un nuevo responsable de áreas o un nuevo CEO y todos los departamentos, también comunicación tienen que darle importancia.
Este es solo un breve ejemplo, pero existen muchas más sobre asociaciones con otras empresas, cuando alguien nos elige para ser sus partner, etc. El problema no es la noticia, sino la importancia que le estamos dando. Que nuestra empresa consiga un nuevo contrato o un nuevo cliente no debe ser relevante.
No es un caso de éxito. Esto si puede ser de interés para otras empresas, ver como llegamos a un nuevo cliente y cómo ayudamos a mejorar gracias a nuestros productos o servicios. Porque algunos que estén en duda sobre si comprar o contratar los mismos se pueden encontrar en idéntica situación.
Desde hace años las empresas se han mirado su propio ombligo en las newsletters, prescribiendo al cliente qué era importante y qué no. Con las redes sociales esto empezó a cambiar un poco, porque al fin y al cabo la comunicación era bidireccional. Pero con el tiempo está asumiendo parte de los vicios de la comunicación corporativa, de esa cultura que desde hace años ha marcado que noticias son importantes y cuales no.
Hay que diferenciar qué noticias son internas, de las propia empresa y cuáles buscan alcanzar la atención o son de utilidad para sus clientes. Cuando esto lo tengan claro se puede diseñar una estrategia de comunicación para que cumpla con objetivos comerciales de forma más eficiente.
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