Vivimos una época muy difícil. Cualquier aliento o palabra de ánimo es bien recibida en un entorno hostil en demasía y en el que lo positivo escasea. En este entorno muchas empresas han cambiado de estrategia, centrándose en la relevancia emocional, en ser útiles para los usuarios y consumidores en esta coyuntura. Defiendo que el relato de marca puede (y, en muchos casos, debe) tener una impronta optimista, aunque sin caer en un ‘buenismo’ artificial y exagerado.
Hace unos días me encontraba con esta recopilación en Lainformacion.com de campañas de marketing y publicidad llevadas a cabo por grandes marcas que buscaban la complicidad de esos potenciales clientes castigados por la crisis, por las dificultades, por la falta de expectativas.
Un cajero de sonrisas, como el que puso en marcha Coca-Cola; una cadena de optimismo, como la que inició Pantene tras recibir una carta emotiva de una seguidora que reclamaba estímulos positivos, o una campaña para hacer realidad el sueño en forma de proyecto de un joven a través del patrocinio de Levi´s. En muchas ocasiones, se deja a un lado el mensaje puramente comercial, la llamada a la compra, para ‘tocar’ las emociones de esos potenciales clientes.
Con esa llamada a no dejar de luchar, a un optimismo inteligente, a buscar el lado brillante de las cosas en un momento muy difícil, se logran tres objetivos importantes como marca: 1) se une su imagen a un mensaje positivo, 2) se incrementa un sentimiento positivo más que necesario para el consumo de las familias, y 3) se evitan los manidos lemas comerciales de siempre.
Esta alternativa a los mensajes más tradicionales, apuntando más a las emociones que a las compras y al consumo, tiene un riesgo: caer en lemas artificiales, en un ‘buenrollismo’ que pueda hacer el efecto contrario y generar rechazo. En este tema, hay que tener la suficiente sutileza como para hacerlo y no caer ahí.
Este viraje de muchas de las grandes marcas, que se da en uno de los momentos más complejos, es muy interesante pero, también, un arma de doble filo. La línea entre un mensaje constructivo y optimista y un ‘buenismo’ excesivo es muy delgada.
En Pymes y Autónomos | La importancia de construir un relato (positivo) de tu marca, El optimismo es la clave para salir adelante Imagen | hlanchas