Hace días que vengo siguiendo una campaña que se viene anunciando en mí ciudad, Barcelona, y que hoy ha dado lugar a su punto culminante, se trata de la campaña de la enseña de moda Desigual que ha ido anunciando en los últimos días de que hoy con motivo del inicio de las rebajas las primeras 100 personas que a determinada hora de la mañana se presentasen en ropa interior en una céntrica tienda que tiene esta marca en la capital catalana serian vestidas gratuitamente, les felicito, es el claro ejemplo de lo que yo exponía el otro día en un artículo sobre el arte de provocar.
Provocar es fácil, ahora bien, hacerlo con estilo, elegancia, ofendiendo y generando las alabanzas justas y muy especialmente consiguiendo que esa provocación sea acorde con nuestra forma de ser y que logra trasmitir la imagen de aquello que somos no es tan fácil y para mí en esta ocasión Desigual lo ha conseguido.
A mí personalmente esta marca no es que me guste para mí en su estilo de ropa pero la conozco muy bien pues mi pareja es una enamorada de esta tienda y siempre estamos visitando la tienda y comprando algunas piezas y por lo que he podido comprobar es una enseña más o menos de buen nivel, pero entendiendo el alto nivel como algo alejado de lo clásico, tradicional o rococó, pues se sitúa en un nivel de gente de un cierto poder adquisitivo pero desde una optima informal, alegre, moderna y muy desenfadada, y para mí con la campaña que hoy han llevado a cabo en su zenit máximo transmite todo eso.
¿Cien chicas y chicos en pleno Paseo de Gracia de Barcelona en ropa interior es algo legitimo?, ha levantado críticas, algunos comentarios de gente molesta, ¡genial!, se ha producido controversia y provocación, precisamente lo buscado y todo ello sin caer en la vulgaridad ni el escándalo, y si además se ha logrado transmitir cuerpos jóvenes y bonitos con imágenes divertidas y desenfadas se ha logrado transmitir esta imagen de frescura que yo relacionaba a la marca.
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