El autónomo tiene una dualidad por sus características. Es un trabajador y a la vez es empresario. Aunque parezca un colectivo muy homogéneo hay diferencia entre un autónomo contratado y otro que tenga empleados. En todo caso lo que tengo claro es que un autónomo sobre todo es un currante y como tal el 1º de Mayo también es su fiesta.
Además de hacer el trabajo propio de su profesión, asumen el que le correspondería a la empresa, todo el papeleo con la administración, el trato con clientes, proveedores, etc. Por lo que podríamos decir que tiene un doble o un triple trabajo...
Muchos piensan que la gran ventaja del autónomo es ser su propio jefe, pero la verdad es que al final ninguno somos nuestro propio jefe, es el cliente el que acaba por mandar, por imponer muchas veces los plazos de entrega o incluso por fijar los precios. Así que en lugar de tener sólo un jefe tenemos muchos...
Si tenemos en cuenta el número de horas que acaba por trabajar un autónomo, por llamadas que recibe fuera de horas, de fines de semana o festivos que se roban a la familia, vacaciones que no se pueden disfrutar y así podríamos seguir enumerando muchas más cuestiones, que hacen que muchos sientan que ser autónomo tiene parte de lo peor de ambos mundos, trabajador y empresa.
Pero esto quizás no te lo cuentan cuando te hablan de ser emprendedor, de buscar en el autoempleo una salida laboral, de poner en marcha tu propio negocio, etc. Todo nos lo pintan como un camino de rosas, aunque lo cierto es que no todo el mundo está hecho para seguir este camino. No quiero decir con ello que para ser autónomo tengamos que estar hechos de una pasta especial, pero si ser conscientes de todo lo que nos implica antes de dar el paso.
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