Actualmente percibo que están tomando cierto auge las medidas de control a los empleados, como por ejemplo la instalación de sistemas de geolocalización a los vehículos de empresa para controlar los desplazamientos, las cámaras de seguridad para las cajas y el efectivo o su actividad en el puesto de trabajo, etcétera.
Estos medios técnicos nos permiten grandes posibilidades de control, dotándonos de argumentos objetivos a la hora de evaluar y dirimir posibles incidencias en la actividad, pero que sin duda tiene algunos colaterales no agradables, y que necesitan gestionarse con cierto tacto para evitar situaciones de apatía, desconfianza, o de tensión en los equipos.
Porque con independencia del tipo de negocio y del sector de actividad que tratemos, cabe la opción de que se llegue a ver como algo normal o como un ‘atentado’ a la confianza, por lo que la manera en lo que lo gestionemos, incidirá notablemente en esta cuestión.
Con ello no quiero decir que debamos prescindir de estas herramientas, pero sí hacerlo con cuidado, porque si no tenemos ninguna sospecha, y la interlocución con nuestros colaboradores es buena, creo que su recurso no es necesario. Y en caso de necesitarlo, ser diligentes en su uso, evitando utilizarlas como medida de presión, y únicamente para la resolución de conflictos cuando necesitemos argumentos objetivos, que es para lo que son.
En Pymes y Autónomos | Simular un siniestro ante una aseguradora puede salir muy caro
Imagen | nez