En los últimos años he analizado en estas páginas la incidencia que está teniendo la crisis en el fenómeno conocido como 'fuga de cerebros', ya que ante las escasas oportunidades profesionales, la menor disponibilidad de proyectos, y las cada vez más abultadas diferencias retributivas que existen en nuestro país en comparación con otras economías de nuestro marco de comparación, nuestras empresas y nuestra economía se están descapitalizando desde el punto de vista de los recursos humanos.
Hoy quiero volver a retomar la cuestión porque he leído un noticia en la que se muestra el caso de una investigadora de la Universidad de Jaén, que estudia su doctorado en la rama de biología computacional, y que tras permanecer investigando sin ningún tipo de beca o ayuda, ha sucumbido ante los encantos de Harvard, y pronto seguirá trabajando desde los Estados Unidos.
Esta situación es especialmente dolorosa, porque no estamos hablando de que el proyecto no sea interesante, que si lo era, ni de que el sueldo fuera mucho mejor, sino que simplemente aquí estaba trabajando gratis, y seguramente pase a cobrar una retribución acorde a su formación y a su desempeño.
Lo que más me preocupa si cabe, es que cuando quiera que sea que la crisis termine, y nuestras empresas estén en disposición de pisar el acelerador. ¿Contaremos con la mano de obra cualificada para ser competitivos en industrias intensivas en conocimiento? Creo que tal vez habría que hacer algo, porque lo que no tiene ningún sentido es que compitamos dentro de un mismo área comercial con países con una mano de obra cada vez más cualificada, y permanecer nosotros como el vagón de cola.
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