Posiblemente podría haber suavizado un poco el título. Lo sé. Pero buscaba captar vuestra atención. Porque en ocasiones algunos conceptos pueden desdibujarse hasta que tengamos la sensación de que la linea que separa a uno del otro es tan difusa que nos cuesta ver con claridad dónde está el límite.
Esta tarde mantenía una conversación con una amiga sobre la situación crítica por la que atraviesan muchas empresas, y que nos toca muy muy de cerca. Y hemos llegado a la conclusión que en breve llegará el momento en que unos españoles comencemos a reclamarnos dinero a los otros.
Hablo de empresas de cobro y recobro de morosos. Por supuesto, enseguida me diréis que El Cobrador del Frac no se constituyó ayer. Y tenéis toda la razón. Siempre las entidades bancarias y grandes empresas han preferido acudir a servicios de reclamación extrajudicial de deudas vencidas como paso previo a la justicia ordinaria. E incluso han creado sus propios departamentos ad hoc para atender estos menesteres.
Sin embargo con la crisis, el endeudamiento de las familias está comenzando a tocar techo, y no sólo con las entidades bancarias o de créditos expréss, sino con financieras, proveedores de telefonía, internet, servicios varios, etc. Y con lo atascada que está la justicia, muchos empresarios acreedores están buscando vías alternativas más rápidas para, aun renunciando a una parte de la deuda como pago por el cobro, conseguir recuperar parte de la misma.
Algunos empresarios lo tienen claro, y están incluso preparando call centers para cubrir esta demanda que se espera comience en breve.
Vaya por delante que con esta reflexión no quiero que ningún empresario del sector se sienta ofendido. Ellos han visto una oportunidad de negocio y se han lanzado a explotarla. Esto es absolutamente loable. Sin embargo, es un tema tan delicado, porque con su trabajo van a añadir todavía más presión a los deudores de sus clientes, que va a recibir críticas muy duras tan pronto como comiencen a vencer estas deudas y aumente por ende su negocio.
Pero no van a ser sólo ellos. Los abogados también van a tener algo que decir en el asunto. Porque después de estas empresas de recobro comenzarán las reclamaciones judiciales de esas mismas deudas. Y va a ser una avalancha. Pero, como bien decía Michael Ende en La Historia Interminable, eso es otra historia y debe ser contada en otro momento.
Imagen | Josugg