Uno de los mayores inconvenientes para un trabajador autónomo cuando llega la edad de la jubilación es afrontar la realidad de la pensión que van a cobrar. En muchos casos se ha estado cotizando durante muchos años por la base mínima, por lo que a la hora de jubilarse el autónomo sufrirá una pérdida de poder adquisitivo.
Esto le obliga en muchos casos a seguir trabajando durante un tiempo para mantener su poder adquisitivo, pero también para mejorar su pensión. Es quizás otra de las injusticias que sufre el colectivo de autónomos durante su vida laboral, como las bajas, ya sean por accidente o enfermedad o las vacaciones.
Es cierto que tienen otras ventajas, pero el esfuerzo que tienen que hacer para mejorar su base de cotización y tener una pensión equivalente a la que tendría un trabajador por cuanta ajena es notable. Por eso en muchos casos llegado el momento de la jubilación se apuesta por seguir trabajando mientras la salud acompañe.
La otra opción que tienen disponibles es cotizar por la base mínima y crearse su plan de pensiones que llegado el momento de la jubilación le permita tener unos ahorros. Esta es una buena opción ya que en el caso de que las cosas vayan mal podrían recuperarlos y sería una opción para tener un fondo de emergencia para volver a empezar.
Quizás esta es la parte que muchas veces no se cuenta cuando se habla de los emprendedores, de la cultura emprendedora, de ser tu propio jefe, etc. Pero luego hay determinadas cuestiones que cuanto tenemos algún problema de salud, ya seamos nosotros o alguien de nuestra familia, o llega la hora de la jubilación, vemos que el mito del autónomo es sólo eso, un mito.
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