Control de accesos biométricos, cuando la contraseña no basta

Control de accesos biométricos, cuando la contraseña no basta
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Llega un momento en que la empresa además de tener un buen control de acceso a sus equipos y aplicaciones quiere fiscalizar todo lo que hacen sus empleados. Y para estas cuestiones no basta con tener un usuario y una contraseña, porque todos sabemos que por mucho que los usuarios firmen documentos en los que se comprometen a no cederlas, al final el resultado es otro. Pero esto no ocurre con el control de accesos biométricos.

El más conocido es el lector de huellas digitales que incorporan muchos ordenadores, sobre todo los portátiles, para poder iniciar sesión en los equipos, aunque también los hay de reconocimiento de voz, de la cara o incluso del ojo. La cuestión es que funcionen bien y no supongan un problema a la hora de ponerse a trabajar.

Con esto lo que evitamos es que las contraseñas se cedan a terceros, a los compañeros para que nos fichen o inicien nuestra sesión si llegamos tarde, o también que nuestros jefes deleguen su trabajo en otros empleados. Si necesitan acceso a una aplicación determinada que se solicite, pero no se puede trabajar con el usuario de otra persona.

Porque luego a la hora de saber quién hizo realmente qué no va a ser posible si todo el mundo tiene sus contraseñas de accesos pegadas en la pantalla del ordenador, para no tener que acordarse de ellas. Y el resultado es que cuando quieres saber quién modificó el último documento, cambió un presupuesto, etc. es muy fácil ver con qué usuario se realizó el cambio pero no qué persona lo hizo, porque todos usan las contraseñas de todos.

Claro que es un problema que podría solucionarse con un uso adecuado de las credenciales de acceso, pero lo cierto es que en toda mi experiencia laboral sólo me he encontrado con una empresa donde esta cuestión se respetaba.

En Tecnología Pyme | Consejos para el control de acceso en la empresa Imagen | garreyf

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