La popularidad de las redes sociales a nivel doméstico es incuestionable, pero en las empresas supone una fuente de distracción para los usuarios, de manera que el acceso a Facebook está bloqueado en dos de cada tres empresas. Estos son los datos que nos ofrece un reciente estudio de Easynet e Ipanema Technologies encuestando a más de 550 responsables de empresas de distintos ámbitos a nivel europeo.
En el caso de Facebook se encuentra bloqueada en el 67% de los casos, YouTube en el 60%, seguido por Twitter en un 49% de los casos o el 56% que ha bloqueado el acceso y descarga de vídeos online. Y esto fundamentelmente se realiza para preservar el ancho de banda de las empresa para el buen funcionamiento de las comunicaciones de la misma.
Porque si lo que se pretende es que los trabajadores no accedan a sus redes sociales personales durante el horario laboral, creo que la batalla está perdida con la popularidad de los smartphones. Estos teléfonos con acceso a Internet suponen una vía de escape, para que el trabajador no quede desconectado de su vida durante el horario laboral.
Como en otros ámbitos, lo importante no es el hecho en sí, sino el tiempo que se pasa en estos menesteres. O dicho de otra manera. Será más fácil controlar a una persona que se pasa la mañana pegado al móvil en las redes sociales. Mientras que si lo hacen durante sus pausas de descanso no habrá mayor problema, en la mayoría de los casos.
Creo además que estos bloqueos no tienen nada que ver con la política que tenga la empresa de marketing en redes sociales. Si la empresa no hace partícipes a sus empleados de esta estrategia de marketing, no tiene demasiado sentido abrir el grifo de las redes sociales. Sólo tendrán acceso los empleados del departamento de marketing, community manager, etc.
Otra cuestión es si la empresa llega a un acuerdo con los empleados, de manera que se impliquen, aprovechando cada empleado su perfil social para difundir las campañas de la empresa y conseguir con ello mayor impacto. En este caso, si tiene sentido que tengan acceso a las redes sociales en su puesto de trabajo. Ambos salen ganando, siempre que no se produzcan abusos por ninguna de las dos partes.
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