Reconozco que cuando descubrí el software portable, este que podemos llevar en nuestra memoria USB y ejecutarlo en un ordenador sin necesidad de tener que instalar nada cambió mi vida. En mi caso que me muevo entre varios equipos diariamente supone una gran ventaja. Pero también esta opción se está quedando obsoleta y quizás el paso a la nube es más productivo que el software portable.
¿Qué es más rentable, llevar en un USB una versión de Thunderbird donde llevamos todas nuestras cuentas de correo o pasar a gestionarlas todas desde Gmail, por ejemplo? Y ponemos el ejemplo del correo electrónico porque es una de las aplicaciones más conocidas que tenemos en la web y que también podemos gestionar de forma local ejecutándolo desde una memoria USB. Si tenemos un teléfono móvil inteligente casi no hay dudas de cómo gestionarlo.
Todo tiene sus ventajas e inconvenientes. Utilizar aplicaciones online implica tener siempre disponible una conexión a Internet. Y eso es un coste que tenemos que asumir. Lo cierto es que es viable y hoy en día existen aplicaciones online para todo tipo de programas que podemos ejecutar en local, desde facturación, hasta edición de imágenes pasando por cualquier programa que podamos necesitar en un momento puntual.
Quizás su punto débil en este caso está en el manejo. Si empezamos a utilizarlos desde cero muchas veces necesitamos aprender cómo se hacen determinadas cosas, que si utilizamos en un USB un software portable, que por lo general ya conocíamos y manejábamos antes esta circunstancia no se da.
Otro problema que nos podemos encontrar en algunos casos son las conexiones lentas y las coberturas. Ni todas las conexiones de alta velocidad merecen este nombre ni la cobertura es universal. Podemos llegar con toda nuestra infraestructura a la playa para poder trabajar un par de horas al día y encontrarnos que las redes están más saturadas que los chiringuitos a la hora del aperitivo.
Por todo ello creo que el software portable todavía tiene recorrido en las empresas. Tiene sus inconvenientes, sobre todo por el tema de pérdidas de memorias, que pueden contener una cantidad ingente de datos, pero por lo demás puede suponer una buena oportunidad para no echar por tierra el trabajo de un día que no funciona la red. Una memoria USB en el maletín del portátil no nos supone ningún inconveniente y siempre nos garantiza un plan B.
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