Uno de los problemas que pueden tener las empresas más pequeñas es administrar los equipos tal y como lo haríamos en nuestro hogar. Esto puede traer algunos problemas y sobre todo en el ámbito de las licencias del software gratuito que si no las revisamos bien podemos cometer algún que otro incumplimiento de las condiciones de las mismas.
Porque al final cuando surge la necesidad de realizar alguna tarea de forma puntual y necesitamos un programa que nos ayude lo normal es acudir a aquello que conocemos. El problema es que software gratuito y su uso en la empresa no son siempre sinónimos. Aplicaciones que podemos utilizar en el ámbito doméstico de forma gratuita en las empresas tenemos que pasar por caja para su uso.
Por eso es conveniente pararse a leer con un poco de detenimiento la licencia del producto, para saber si se permite su uso o no para empresas y en qué condiciones. Un ejemplo claro es el de los antivirus, que podemos conseguirlos gratuitos para empresas también, pero en algunos casos como el de MSE está restringido a un tamaño de empresa de 10 usuarios u otros casos, como el de Avira no se permite su uso en empresas y otros no establecen restricciones, más allá de las que tiene la versión gratuita.
De todas formas para cuestiones puntuales cada vez soy más partidario de utilizar aplicaciones accesibles vía web o portables que no necesiten ejecución y que podamos tener en un repositorio en la empresa para que se utilicen desde cualquier equipo en el momento en que se necesiten. En el caso de las primeras no suelen tener restricciones de licencias para las empresas, mientras que con las portables operan los mismos criterios que el software tradicional.
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