Si hiciéramos una encuesta en la que todas las respuestas fueran sinceras seguro que nos encontrábamos con que muchas empresas utilizan software pirata, bien porque el proveedor de los equipos informáticos se brinda a instalarlo, bien porque con el paso del tiempo hemos ido recurriendo a versiones del software obtenidas a través de Internet, convenientemente a mano en cualquier momento sin necesidad de pasar por caja. Es imposible saber a ciencia cierta el porcentaje de programas de Microsoft sin licencia que se utilizan en las empresas, pero debe ser elevado a tenor de las campañas anti piratería que periódicamente pone en marcha la compañía de Redmond.
Hace algunos años fue la BSA (Business Software Alliance) la que nos metía el miedo en el cuerpo con una política extremadamente agresiva, amenazando con todas las penas del infierno a cualquier empresa que osara utilizar software ilegal en sus equipos informáticos. Afortunadamente los tiempos han cambiado y las formas son más amables, acercándose a lo que debería ser una campaña de concienciación de los usuarios más que de persecución del “infractor”.
Quizá sea que nos tienen fichados, pero tras unos años de silencio ya son dos las ocasiones en las que Microsoft se ha puesto en contacto con la empresa en la que trabajo para preguntar sobre el número de licencias de software que estamos utilizando. Primero mediante un bufete de abogados que por lo que he podido averiguar les representa en España, y después directamente, haciendo las mismas preguntas que en el primer contacto.
Como os comentaba el enfoque ha cambiado, dedicándose a plantear los beneficios de realizar una auditoría de software que, en caso de encontrar alguna deficiencia, plantearía las mejores alternativas para poner a nuestra compañía dentro de la legalidad, una aproximación desde mi punto de vista mucho más inteligente al problema de la piratería que la de las amenazas.
En esencia la carta dice lo siguiente: buenos días, somos Microsoft y estos son los datos que tenemos sobre las licencias que vuestra empresa ha adquirido. Te planteamos la conveniencia de utilizar nuestra herramienta de Gestión de Activos de Software para comprobar si alguno de los equipos que utilizáis ejecuta cualquiera de nuestros programas sin estar adecuadamente licenciado.
¿Hasta que punto hay que tomárselo en serio? Bueno, aun a riesgo de pecar de niño bueno diría que es una buena oportunidad de ponernos al día, bien sea adquiriendo las licencias oportunas bien optando por soluciones alternativas gratuitas o más económicas. Más que el miedo a la multa (no acabo de imaginarme un equipo de inspectores a las puertas de la empresa, y dudo de la legalidad de cualquier inspección sin soporte judicial) creo que deberían imperar los beneficios de utilizar software licenciado, por el soporte técnico, actualizaciones y compromisos que adquiere el desarrollador asociados al pago de la licencia.
Si no queremos rascarnos el bolsillo, siempre tenemos alternativas a las que recurrir, que con poco esfuerzo y cero euros de inversión pueden suplir perfectamente las funcionalidades que ofrecen los programas de Microsoft. Lo que no me parece de recibo es seguir esgrimiendo argumentos del tipo “esto es un robo” mientras nos aprovechamos del producto de otra empresa, por muchas acusaciones de monopolio y abuso de poder que pueda tener sobre sus espaldas.
Podemos esgrimir todo tipo de razones, que es muy caro, que no cumple con las expectativas y que al fin y al cabo todo el mundo lo hace, pero no son más que excusas con las que disculpar el uso de un producto que, caro o barato, tiene un precio estipulado. Si habéis tenido algún contacto con Microsoft en este sentido os animaría a aprovecharlo para efectuar un repaso al software que utilizáis en vuestra empresa, analizar cual es el que necesitáis realmente y buscar alternativas más económicas en caso de no considerar rentable el pago de las licencias oportunas.
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Foto | jeffwilcox (Flickr)