Ayer el Ministerio del Interior presentó el nuevo DNIe 3.0, una nueva versión de nuestro documento nacional de identidad que sigue apostando por un formato electrónico como medida para mejorar la seguridad. Sin embargo, visto el escaso uso que se ha dado al DNIe o las cosas cambian mucho o nos enfrentamos a un nuevo fracaso a la vista con el DNIe 3.0.
Por lo menos en lo que se refiere a una forma más de acceder a la administración electrónica, que como profesionales y empresas quizás es la parte que más nos interesa a la hora de utilizar dicho documento. La gran ventaja que incorpora es la capacidad de transmitir la información vía NFC, o dicho de otra manera, contactless, sólo con acercar el terminal a otro dispositivo.
Esto puede ser un smartphone o una tablet lo que facilitaría el uso de la firma electrónica para acceder a la Administración electrónica desde estos dispositivos. Algo que hoy en día ya está en marcha con el sistema Cl@ve, por lo que tampoco va a suponer un gran cambio.
La ventaja del uso de la firma electrónica con esta tecnología es que no es necesario un lector de tarjetas como hasta ahora, ni tampoco drivers en el equipo. Esto ha sido, en parte, una de las razones del fracaso del DNIe, que si ya hay en marcha 43 millones de dichos dispositivos, su uso es más bien escaso, por ser generosos.
También se mejoran la seguridad y usabilidad, al no tener que introducir el PIN de forma repetida para evitar bloqueos. Lo cierto es que o la tecnología mejora para que tenga un uso más sencillo o seguirá los pasos de su antecesor. Sobre todo porque el DNIe 3.0 se lanza ahora en pruebas en Lleida y hasta que se extienda a la mayoría de la población pueden pasar años. A la velocidad a la que se mueve la tecnología, esto es realmente un problema y no ayuda a su implantació o a que las empresas busquen la forma de explotar sus funcionalidades.
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