El ERP (Enterprise Resource Planning) es uno de las herramientas informáticas con las que más descontentos se muestran los responsables de las empresas. Por eso muchos de ellos sienten que la inversión realizada no ha merecido la pena. Pero entonces es un gasto o una inversión. ¿Cómo defines tu ERP?
Aunque no lleguen a cumplir tan bien como nosotros desearíamos con su cometido, es la herramienta que podemos definir como el corazón de nuestro negocio. Ahora bien, cuando la situación se vuelve crítica y el descontento aumenta es el momento de cambiar o incluir mejoras en nuestro ERP. Y esto significa gastar dinero.
¿Gasto o inversión en el ERP?
Cualquier herramienta o servicio que contrate nuestra empresa y esté mejorando la productividad de la misma, lo consideraremos una inversión, no un gasto. Otra cuestión es qué medida lo hace, puesto que determinará el tiempo de retorno de dicha inversión. En general, a mayor productividad lograda más rápido recuperaremos nuestro dinero.
En este sentido, creo que tenemos que diferenciar gastos que tenemos que hacer para el mantenimiento del ERP o para nuevas funcionalidades. En el primer caso, no mejorará nuestra forma de trabajar, sino simplemente nos permitirá seguir haciéndolo como hasta ahora. Por lo tanto es un gasto que tenemos que afrontar.
¿Cómo trabajábamos antes de tener ERP?
Aunque muchas veces las empresas no están contentas con sus ERP puede que si echan la vista atrás y vemos como trabajábamos antes de tener esta herramienta tal vez la percepción cambie. Muchas veces el problema no es de la herramienta en si misma, sino que su uso implica un cambio en la forma de trabajar de la empresa que no siempre se adopta de forma adecuada.
Seguramente si antes no teníamos un ERP, algo tan simple como encontrar un dato concreto era algo tremendamente complicado, ya que podían existir distintas versiones de un mismo documento en el que estaba registrado, o la información de un departamento no había pasado a otro.
Cuestión distinta es si hemos cambiado de ERP pero no hemos salido ganando con el cambio. En este caso claramente nuestro ERP se ha convertido en un gasto y si además nuestra forma de trabajar ha empeorado, nuestra productividad ha disminuido debemos apostar por un cambio en la medida de nuestras posibilidades.
Oportunidades de negocio que genera el ERP
Pero el ERP no es sólo un sistema de gestión, también es un sistema de información.
Otra cuestión será si la estamos aprovechando o no. El ERP nos facilita información actual, consolidada y veraz que favorece la toma de decisiones. Una información global con información recogida de las distintas áreas de la compañía.
Analizar esta información nos permitirá, por ejemplo, detectar áreas de mejora o cuellos de botella que se están produciendo en nuestra compañía. Nos permitirá corregir estos problemas o desviaciones que se produzcan sobre las estimaciones, sin que lleguen a convertirse en problemas graves por falta de actuación a tiempo.
Por lo tanto, aunque no todas las empresas estén contentas con su ERP, lo cierto es que hay que pensar en las ventajas que nos está proporcionando y tratar de invertir para corregir sus deficiencias o en un caso más drástico cambiar de ERP. Y en vuestras empresas, ¿qué ocurre con vuestros sistemas de gestión? ¿Son un gasto o una inversión?
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