La incorporación de nuevos empleados en cualquier tipo de empresa, puesto o área concreta es todo un arte en el que los empresarios, jefes de departamento, mandos intermedios y resto de personal con el que se tiene que trabajar codo a codo cada día, muestran unos perfiles de los más variopintos.
Me gusta particularmente la parodia (o no tan parodia) que se hace en "Tapas", en el proceso de incorporación de un excelente cocinero a un bar en el que no nos tomaríamos ni un vaso de agua en principio y cómo se desarrollan las relaciones humanas dentro del campo laboral. Esta filosofía de marcar el territorio, de macho-alfa que coloca las reglas a su aire y pide sometimiento pleno a las reglas de la empresa es el plato principal en la mayoría de empresas pequeñas, error pero es lo que hay. Por contra, en empresas dinámicas, se le da cierta libertad a los empleados recien incorporados, se les escucha, se les pide que aporten. Claro está que es bastante difícil aportar algo cuando no conoces la empresa ni su back-office. En todo este proceso, también juegan un papel fundamental el resto de empleados, clientes y proveedores de la empresa.
La gente con la que el nuevo se va a relacionar, en todos los círculos, las impresiones recíprocas que se captan, las relaciones personales y esas primeras impresiones que marcarán la tendencia del comportamiento futuro. En definitiva, toda una muestra de distintas fórmulas para llevar a cabo, las cuales rara vez se planifican o se tienen en cuenta. Me dejo en el tintero describir las distintas situacíones típicas que se suelen dar en estos procesos de incorporación a las empresa, que me he acordado de unas pocas situaciones escribiendo este post.
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