Que las plataformas digitales han llegado para quedarse no es ningún secreto. Cuando hablamos de la uberización del mercado de trabajo hablamos de una plataforma online, que flexibiliza las posibilidades de poner en contacto a clientes con empresas y profesionales. En muchos casos se pensaban como una oportunidad para trabajos eventuales para los que no se necesitaba mucho compromiso. Pero la realidad es que la** uberización ha penetrado en muchas áreas del trabajo autónomo**.
Al principio parecía que solo aquellos empleos con menor cualificación eran apropiados para desarrollarse en este tipo de plataformas, con estas fórmulas de contratación. Pero la realidad es que es una fórmula de trabajo que va mucho más allá de los repartidores de comida. Podemos encontrar repartidores, empresas de limpieza o servicios a domicilio, de cuidados para mayores o de turismo.
Pero también plataformas que agrupan a abogados, diseñadores web, pero también fontaneros, electricistas, etc. las posibilidades son realmente ilimitadas a las hora de crear este tipo de plataformas. En principio parece una buena idea, ya que facilita poner en contacto a los clientes con los profesionales.
Lo malo es que en muchos casos de lo que se habla es de una precarización del sistema laboral. Porque no dejan de ser profesionales que tienen que estar bajo la demanda y organización de la plataforma, que al final es la que les impone unos horarios para trabajar o para estar disponibles y su salario no lo pueden negociar, sino que es la propia plataforma la que los impone.
Puede ser una buena idea para profesionales que no tienen una cartera de clientes formada. Pero también una forma muy complicada de salir adelante, puesto que al final eres autónomo pero quedas bajo el paraguas de una gran multinacional contra la que es muy complicado luchar.
Y sectores que hoy en día tienen una buena calidad de empleo pueden verse afectados por la llegada de estos gigantes que mueven mucho dinero, tienen posibilidad de venderse como algo bueno para el cliente, pero donde al final lo que manda es la cuenta de resultados. Mucho me temo que esta fórmula aparecerá en no demasiado tiempo en muchos más ámbitos de los que nos creemos.
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