La queja más extendida que se encuentra un profesional que está en contacto diario con emprendedores es la absoluta falta de financiación. No voy a ser yo quien contradiga esa afirmación porque es evidente que es cierto, que la restricción al crédito que vivimos afecta en mayor medida a aquellos que, con un proyecto empresarial bajo el brazo, necesitan capital para ponerlo en marcha.
Sin embargo, mi experiencia me dice que una buena parte de los emprendedores centran el 75% de su esfuerzo en la fase inicial de desarrollo del proyecto y en búsqueda de financiación y cuando lo consiguen, sólo ocupan el 25% en la gestión de esos recursos. Por lo que aún consiguiendo el dinero que necesitan para su empresa, eso no garantiza el éxito posterior de la empresa.
El principal problema es dar el salto de emprendedor a empresario y eso es algo que muy poca gente asimila. Hace unos años viví directamente la experiencia de un matrimonio emprendedor, el trabajaba en un puesto de baja cualificación de una multinacional, pese a que era universitario, y ella profesional del sector sanitario y ejercía como autónoma vinculada trabajando para una conocida cadena de clínicas dentales.
Decidieron montar una clínica y que ella se independizara, el plan era claro, ella se traería a sus pacientes de su trabajo anterior y “ficharían” a algún otro profesional que a su vez se traería a sus pacientes. Tenían algo de capital procedente de una herencia, lo invertiría en la clínica y solicitarían financiación para el resto, cuando todo estuviera funcionando, él dejaría su trabajo y llevaría la gestión y el tema comercial de la clínica.
Entonces no había los problemas de crédito que hay ahora y consiguieron, con la garantía de su vivienda, dinero para el proyecto. El problema es que cuanto más dinero conseguían más caro era el presupuesto, si tenían x invertían tanto en la obra de reforma y en los equipos, pero si tenían 2x, elegían otro equipamiento más caro.
Se gastaron el dinero de la herencia y la financiación del banco y montaron una clínica magnífica, pero ella sólo consiguió convencer a unos pocos pacientes para que se cambiaran de clínica y los fichajes fallaron porque no había nadie que quisiera irse de la clínica para la que trabajaban para establecerse en una nueva que no se sabía como iba a funcionar.
Al final la clínica apenas se sostenía por la gran cantidad de gastos fijos (alquiler, nóminas, seguridad social, proveedores, intereses de la financiación) y él tuvo que buscar otro trabajo en el que le pagaran más para poder mantenerse ya que antes entraban dos sueldos y ahora la clínica no le daba a ella tanto beneficio como obtenía trabajando en su trabajo anterior. ¿Realmente necesitaban endeudarse de tal modo para empezar su negocio? ¿No hubiera sido mejor haber reservado parte de ese capital para afrontar el inicio de su actividad y haber empezado de una manera más “modesta”?
Años atrás, el problema no era la financiación si no la gestión de recursos y las empresas se cerraban a la misma velocidad con que se creaban, igual que ahora.
Hace unos días un emprendedor se quejaba de que su proyecto sólo necesitaba un empujón financiero para tener éxito, utilizaría esa inyección de dinero para contratar un gran comercial que vendiera el producto porque el resto ya estaba listo, pero el y su equipo no podían seguir adelante porque ellos no eran comerciales. Querían un profesional con experiencia en el sector y que tuviera una cartera de clientes ya consolidada, con eso el éxito estaría asegurado, ¿fácil no?
¿Qué clase de empresario puede decir que no es comercial? No se trata de ser grandes expertos en marketing, pero todo empresario lo primero que tiene que hacer es saber vender su empresa, venderla a sus clientes, a proveedores, a inversores, a financieros, a empleados.
Uno es emprendedor cuando empieza el proyecto, pero debe transformarse en empresario cuando el proyecto toma forma y eso no es cuestión de dinero. Muchos, con dinero, no pasas de la fase de emprendedores y no dan ese salto a empresarios, porque el dinero es importante, pero no garantiza el éxito.
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