Parece una auténtica contradicción. La tecnología avanza a pasos agigantados pero la productividad, sin embargo, no solo no ha crecido al mismo ritmo sino que ha sufrido numerosas recaídas incluso en períodos expansivos. ¿No se suponía que los avances tecnológicos nos haría más productivos y aumentaría nuestro bienestar?
A esta aparente paradoja contribuye el elevado nivel de deuda en la economía. Si las empresas y las familias tienen que continuar el necesario proceso de desapalancamiento, ¿cómo van a invertir en automatizar sus procesos? Desde hace al menos quince años, las estadísticas muestran una baja inversión en automatización, lo que sirve en parte para explicar el bajo crecimiento de algunas economías.
Sin embargo, hay un factor adicional que quizá sea todavía más preocupante: a diferencia de otros países de nuestro entorno, la productividad laboral solo ha aumentado en períodos de elevado desempleo.
¿Es esto necesariamente malo? No solo es malo, sino que es extraño. Es una consecuencia de la dualidad de nuestro mercado laboral, en el que existen dos tipos de trabajadores: por un lado, los que cuentan con un contrato indefinido, muy protegidos por una legislación laboral excesivamente rígida; y, por otro, los temporales, que constituyen el grueso de las contrataciones en las empresas de nuestro país, trabajos mal remunerados, de baja calidad y de muy poca productividad.
Pues bien, dado que en períodos de expansión aumentan los contratos temporales, la productividad media decrece. En épocas de recesión, como muchos de estos trabajos se destruyen, solo quedan los contratos indefinidos, por lo que la productividad media aumenta. Es decir, nada tiene que ver con un avance tecnológico que haya causado una mejora productiva en los trabajadores, sino que es más bien consecuencia del ajuste laboral propio de períodos de crisis económica.
En otros países como Alemania o Estados Unidos, además de que los empleos cuentan con una mayor calidad y productividad, no se destruye tanto empleo en períodos recesivos y la caída de la demanda y la producción explica la lógica reducción de la productividad laboral. Es decir, a diferencia del caso español, la productividad es procíclica y, por supuesto, parece que les va mejor que a nosotros.
En Pymes y Autónomos | ¿Deben estar ligados los salarios a la productividad o al IPC?
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