Hay determinadas palabras en la actualidad que por un uso incorrecto, y a la vez, abusivo, nos cansan. Es como si hubieran perdido su significado de origen, y peor aún lo que implican.
Una de ella es líder. Parece que ser un líder es como aprender a conducir,tras una serie de clases eres el mejor conductor porque un examinador lo decide. No. Sabemos que nos hacemos mejores conductores con el paso de los años. Y eso será así siempre y cuando no olvidemos lo que nos enseñaron.
En esta conferencia el general Stanley McChrystal, nos da una lección de lo que implica estar al frente de un grupo, y convertirte en su líder. Habla desde la experiencia, eso que ahora parece un mal, casi un obstáculo en el mercado laboral.
Un buen líder se adapta a los cambios. Se comunica y no deja que sus referentes de antaño sean los únicos que le sirvan de ejemplo. Otro aspecto a destacar por su parte es la humildad y la importancia de la experiencia. El tiempo.
En una sociedad donde parece que la juventud es sinónimo de solución, de cambio, de mejoría en una empresa, si olvidamos a los que antes que nosotros vivieron experiencias de las que tanto podemos aprender, estaremos cometiendo un error: el más grave. Como tirar a la basura conocimiento.
Él hace un llamamiento al cambio, a conocer a las personas que te rodean (tu equipo de trabajo, tus compañeros...) y estar al tanto de sus diferencias como seres humanos, por su edad, por las experiencias que han vivido.
Y me pregunto ¿sucede lo mismo al revés? ¿Se plantean algunas organizaciones velar por la experiencia? Sobre todo la que viene de la mano de personas que viven el momento, que además de aportar lo que saben, están dispuestos a aprender y lo más difícil de todo,a escuchar.
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