Como todos los días consulto mi correo. Entre toda la oferta que me llega me he encontrado con una propuesta de formación. Es a distancia y me permite realizar un curso por parte de un empresario al que le avalan años de experiencia en el sector comercial internacional. Por curiosidad he mirado su presentación en Prezi y de ahí al dolor en mis pupilas han transcurrido unos segundos.
¡Tenía faltas de ortografía! Pero no leves, de las serias, de las que en el colegio cuando servidora iba a la EGB tenían como castigo repetir la palabra cien veces. Ipso facto he cerrado el documento. Tengo ese defecto, en cuanto veo una palabra que se escribe con 'b' con una osada 'v' que mira burlona, huyo. Mi obligación es escribir bien, o al menos tratar de ser lo más correcta posible. Por respeto a ti, a usted que me está leyendo. ¿Qué pasa cuando la escritura es más importante de lo que un empresario, trabajador o ser humano pensante cree? Que se pierde la credibilidad por una falta de ortografía.
Hace unos días un experto. ¿Se han fijado en la cantidad de personas que se autodenominan sabios? En fin, hace unos días un señor que decía saber mucho del lenguaje, defendía que escribir mal en los mensajes de los móviles era muy bueno. Que él escribía mal cuando se comunicaba con su madre, pero eso no significaba que cometiera faltas de ortografía o de expresión en su trabajo.
El problema no está en el comportamiento de alguien que tiene una buena base, sino en quienes sin tenerla se expresan mal hablando con un familiar pero con un cliente también.Soy radical, lo sé.Igual que existe la pasión por el fútbol algunos la tenemos por la lectura, la escritura y los juegos de palabra. No hay nada que me maraville más que una persona con un vocabulario rico.
Soy consciente de que no todo el mundo está tan pendiente de una buena escritura, pero muchas personas no podemos evitar dejar de leer algo o cambiar nuestra visión de una persona o de una empresa que no tiene ningún cuidado al escribir. Todos cometemos errores, pero hay una diferencia entre un error y los descuidos constantes que delatan poco interés por hacerse entender.
Si pretendemos que nos tomen en serio, nuestra obligación es tomarnos un tiempo para escribir correctamente. No estamos solos afortunadamente. Contamos con guías, diccionarios y páginas de consulta. Si un profesor en la universidad expone la lección del día con faltas que un chaval de diez años no cometería no se va a ganar el respeto de los alumnos. Quizás le rían la gracia por una cuestión de supervivencia académica, pero después se darán cuenta del flaco favor que les ha hecho.
Si una empresa grande o pequeña, osa poner un anuncio con faltas que irritan los ojos más sanos, que no se extrañen al ver sus nombres en foros o en otros lugares como objeto de burla. Las faltas de ortografía en las páginas web pueden llegar a costar a las empresas varios millones de euros.
Generalmente nos formamos una opinión de la página que estamos visitando en menos de diez segundos, indica Duncombe. La gran cantidad de oferta de negocios online que existe en la actualidad hace mucho más fácil para el usuario encontrar alternativas al producto o web que está consultando y que contiene faltas ortográficas.
Charles Duncombe asegura que los usuarios prefieren comprar un producto que está anunciado en Internet sin ningún error ortográfico que no uno que esté escrito con faltas. Esto se debe a que una página web escrita correctamente siempre genera confianza y credibilidad que otra que no lo esté.
La imagen corporativa de una empresa es muy fundamental para su éxito. Por eso las faltas de ortografía afectan de forma tan importante.
En Pymes y Autónomos|¿Cómo redactar un email de forma correcta? (II) : lo más importante, el contenido del mensaje,Cuidar la escritura en la Web Imagen|Edgar Zuniga Jr.