Estos días he recibido por diferentes vías este video en el que Marina Shifrin renuncia a su trabajo y se aleja, cargada de motivos, de la seguridad, aparente seguridad de un puesto de trabajo por cuenta ajena.
Marin Shifrin, una guionista de una empresa de vídeos hastiada de su trabajo de horarios inacabables y de reconocimientos inexistentes decide despedirse de la mejor manera que sabe, haciendo un video que casualidad, o quizá sea causalidad, se convierte en viral y comienza a ocupar ancho de banda a lo largo de la red.
Hay ocasiones en las que uno siente envidia de esa libertad que te lleva a no mirar al abismo y emprender un viaje a lo desconocido quemando tus naves y lanzándote a un salto al vacío sin red, sin importar los riesgos o lo largo que sea el camino o lo duro y el esfuerzo que requiera el viaje.
Esa sensación de comenzar, de dar tus primeros pasos de enfrentarte a lo desconocido, esa hormona tan especial que es la oxitocina que te recorre con felicidad el cuerpo y te impregna de bienestar y de que tienes la seguridad de que la decisión, por complicada que se presente, es la mejor opción de las que tenías disponibles, en ocasiones...se echa de menos.
Desde aquí, aprovecho para animar y felicitar a todos aquellos que afrontan un cambio y no se aferran a lo conocido.
Por cierto, su jefe y compañeros respondieron con elegancia al video de Marina, gran encaje.
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