Uno de los problemas del colectivo de trabajadores por cuenta ajena es su escasa o nula capacidad para influir en las decisiones regulatorias, pero también para pactar con otras empresas que les facilitan trabajo. Por eso la Comisión Europea quiere mejorar la capacidad de negociación colectiva de los autónomos.
Para ello ha abierto una consulta pública con la que prentende conocer la opinión de todas las partes. Permanecerá abierta hasta finales del mes de mayo y su intención una vez recogida la información es tener preparada la normativa para finales de año. Luego como ocurre siempre hay un tiempo de adaptacíón para que cada país implante dicha normativa en su mercado laboral.
El objetivo es que los trabajadores autónomos tengan convenios colectivos que les permitan estar más protegidos y tener mejores condiciones laborales. La cuestión no es tan sencilla, puesto que según la normativa de la UE, los trabajadores autónomos son considerados como empresas, por lo que si negocian un convenio colectivo estarían pactando precios, lo que irían en contra de las normas de competencia de la Unión.
La inicitiva busca que se mejore la capacidad de negociación de colectivos de autónomos a la hora de fijar sus tarifas. Pongamos por ejemplo los guías turísticos, que fundamentalmente son contratados por agencias de viajes o touroperadores con unas condiciones previas, donde el autónomo tiene poco que decir. Si te interesa trabajas y si no te buscas otra cosa.
Este tipo de negociaciones ya se llevan a cabo pero en sectores muy concretos y regulados, como puede ser el taxi. Las diferentes asociaciones pueden sentarse a negociar con sus ayuntamientos para fijar si se sube o no la tarifa mínima, el coste por kilómetro, etc. Claro que se negocia con otra administración pública, no ocurre lo mismo con plataformas tipo Uber.
Esto ocurre en otros muchos colectivos, donde un convenio sectorial para el trabajador autónomo podría fijar siempre unas tarifas mínimas que mejoren las condiciones de dichos colectivos. El ejemplo lo tenemos también con los riders, donde parte de sus demandas van enfocadas a este tipo de cuestiones, ya sea por la vía de tener relación laboral o ser autónomos.
Claro que tienen que ser trabajos equivalentes y condiciones previas similares. Un diseñador web no va a cobrar lo mismo por hacer la página de un pequeño comercio que por desarrollar una tienda online para este misma empresa. Lo cierto es que es un buen punto de partida y un problema que no solo afecta a nuestro país, sino a toda la UE.