Hablar de las dificultades con las que cuentan los emprendedores para acceder al crédito no es ninguna novedad, y además, se conoce que es un obstáculo que estos profesionales tienen que tratar de salvar a toda costa para poder arrancar con su empresa.
Unas de las 'alternativas' más concurridas en este escenario es el recurrir a la ayuda financiera de la familia, el incrementar la deuda de nuestra hipoteca, o incluso el rehipotecar algunos de nuestros bienes para obtener la liquidez necesaria.
He de decir que aunque se trata de una operación factible en muchos casos, debemos sopesarla detenidamente, ahondando en el estudio de su coste, las garantías que se nos exigen para formalizar la operación, y sobre todo, la oportunidad de solicitarla, ya que se trataría de un gran error recurrir a la financiación ajena cuando no es necesario, o dicho de otro modo, cuando se solicita para fines no estrictamente mercantiles.
Dicho esto, y a pesar de lo anterior, creo que se trata de alternativas plenamente factibles ante la imposibilidad de recurrir al crédito en la banca comercial, y que por tanto, nos legitima en nuestro derecho de buscar el camino que nos permita establecer los cimientos de nuestro negocio.
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