Antes de hablar de cifras y decisiones que se están estudiando desde el Gobierno actual, como mujer debo decir que desde niña siempre he pensado que no era justo que las mujeres tuviéramos que pagar todos los meses una cantidad elevada en productos que son de obligatorio consumo para la higiene femenina como las compresas.
¿Ser mujer es más caro que ser hombre a la hora de llenar la cesta de la compra cada mes? Vamos a verlo. No se trata de una cuestión de machismo o de feminismo, las cifras no son discutibles.
Bajada del IVA a la cultura y a los productos higiénicos femeninos
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, anunció hace unos días la posibilidad de bajar el IVA a productos culturales, con un objetivo, el de incentivar su consumo, y también a los productos de higiene íntima por "razones de discriminación". No sé si ese razonamiento es el más exacto, pero desde Bruselas ya se dejó claro la posibilidad de rebajar el IVA a diversos productos.
La cuestión pasa por no seguir imponiendo un impuesto añadido sólo por el hecho de ser mujeres y tener la necesidad de comprar todos los meses un producto que por su precio parece más un artículo de lujo.
El marketing no está detrás del uso de productos femeninos necesarios
Al menos en algo tan necesario como unas compresas. No es un tema baladí ni una queja sin más. Al igual que los pañales para bebés son un negocio redondo, con este asunto ocurre lo mismo.
En cuanto a las maquinillas siempre se puede apostar por una de hombre y asunto arreglado. No somos seres desprotegidos, también ahí entra la capacidad de cada una para saber en qué gastar su dinero.
Pero ninguna mujer compra compresas o tampones por gusto. Hace dos años la Comisión de Igualdad del Congreso aprobó una proposición no de ley para bajar el IVA de los productos de higiene femenina. Todos los grupos, excepto el PP, que votó en contra, y Ciudadanos, que se abstuvo, votaron a favor.
Este tema afecta a todas las familias, y a su cesta de la compra. Sobre todo si se tienen hijas adolescentes, y este asunto que ya viene denunciándose antes de que los movimientos feministas actuales hicieran ruido mediático, es serio porque los precios son desorbitados y en un mes, si un paquete vale 3,95 euros puede suponer un gasto elevado si en una casa madre e hija necesitan varios.
No se trata de feminismo sino de sentido común
Todas las injusticias que impliquen a cualquier sexo son detestables. Pero parece que hablar de la menstruación sea un tema tabú o que se presta a la chanza, y es un asunto serio que va más allá de ridículos anuncios en televisión sobre ello.
La economía de muchas familias es tan baja que un producto básico para la mujer se convierte en un artículo de lujo. Y basta con echar un vistazo a nuestro alrededor o quizás no, a otros escenarios que no son nuestros vecinos o amigos o conocidos.
Si se lleva a cabo esta reducción se acabarán esas campañas que muchos supermercados habían creado para atraer a las mujeres al bajar ese 10% de IVA un día concreto del mes, siendo, como hemos dejado claro un producto de necesidad no un capricho.
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