La cordura ha primado en el Parlamento Europeo y la directiva propuesta de ampliar la jornada laboral a 65 horas semanales se ha rechazado. Yo soy un firme detractor de esta directiva que planeaba sobre nuestras cabezas, en donde la nuestra vida familiar y personal podría verse seriamente perjudicada, así como todos los avances en políticas de conciliación.
Es más, se ha aprobado una serie de medidas que eliminen todas las excepciones impuestas en los paises miembros de la UE que permiten sobrepasar el límite legal de las 48 horas semanales. Los colectivos que se ven seriamente perjudicados por esta legislación actual también verán como se satisfacen ciertas reivindicaciones históricas.
En el caso de los médicos o bomberos, por ejemplo, se computará también como tiempo de trabajo aquel que se encuentran prestando de manera inactiva pero están en el centro de trabajo. A partir de este punto, se abre un periodo de 90 días para que la Comisión encargada de la redacción del texto inicial y el parlamento europeo alcancen un acuerdo al respecto sobre las normas que finalmente se llevarán a cabo.
El voto en contra ha sido abrumador, pero recordemos también el aspecto negativo de no aprobar la medida. En una economía global, donde el arco asiático juega con distintas reglas de juego en materia laboral, la competitividad generalizada de todos los paises de la zona euro no va a poder aumentar de forma significativa.
La única solución que le queda a Europa para seguir por la vía de la conciliación, manteniendo un mercado competitivo pasa por las restricciones arancelarias a los paises que no jueguen con las mismas reglas. La globalización en el mercado y el libre mercado se ve seriamente afectado por decisiones como ésta. Pero yo que quereis que os diga, prefiero trabajar para vivir que viviri para trabajar, aunque ello conlleve volver a políticas proteccionistas a muchos niveles comerciales.
En Pymes y Autónomos | Trabajar 65 horas a la semana
Vía | Europa Press
Imagen | Aloriel