A pocos sorprende el papel protagonista de los gurús tecnológicos en el mundo. La investidura de Donald Trump, 47º presidente de los Estados Unidos, es un buen ejemplo del músculo que exhiben personalidades como Jeff Bezos, Mark Zuckemberg o Elon Musk.
Un reciente informe de Oxfam Intermón, del que se hacia eco El País, señaló el crecimiento acelerado de la riqueza de los multimillonarios, así como de las desigualdades globales. El futuro, puede traer cosas espectaculares (inteligencia artificial, viajes espaciales, coches sin conductor), pero, en gran medida, parece haberse olvidado de aquel viejo mantra que pretendía erradicar la pobreza y buscar la equidad.
Bi-llonarios
Según el reciente estudio de Oxfam, El saqueo continúa, el crecimiento de riqueza de los multimillonarios ha aumentado hasta los dos millones de dólares diarios, triplicando los registros del año anterior y evidenciando cómo sistemas económicos y fiscales favorecen la concentración de la riqueza en pocas manos.
Pero ¿es esto cierto? ¿Es el éxito de Musk o Bezos una cuestión de habilidad financiera o la exención fiscal para grandes atrimonios y la riqueza heredada tienen mucho que ver?
Según el informe de Oxfam, estas prácticas junto a la influencia del sector privado sobre políticas públicas clave, están marcando el ritmo de la partida y dificultando un futuro mejor para 3.500 millones de personas que viven con poco más de 6 dólares al día.
Como informaba El País, en 2024, el grupo de multimillonarios sumó 204 nuevos miembros, alcanzando un total de 2.769 personas con un patrimonio combinado de 15,3 billones de dólares, un 15 % más que el año anterior. De esta riqueza, más de un tercio es heredada, y frecuentemente está exenta de impuestos.
Construir grandes fortunas
Un ejemplo claro de cómo se construyen las grandes fortunas es el caso de Elon Musk. Nadie duda que parte de su éxito está ligado a la innovación y la estrategia empresarial (a veces, difícil de comprender para los neófitos, que no entendemos la estrategia de Twitter/X o de la Spacetruck).
No obstante, gran parte de sus compañías han dependido significativamente del apoyo gubernamental, como señalaba Los Angeles Times. Y la lista no es corta: Tesla, SpaceX y SolarCity han recibido miles de millones en subsidios y contratos públicos.
En el caso de Tesla, por ejemplo, Musk ha capitalizado créditos fiscales destinados a fomentar la transición hacia vehículos eléctricos. Estos incentivos no solo han impulsado las ventas de la compañía, sino que también han contribuido a su posición de liderazgo en el sector.
Por su parte, SpaceX ha firmado contratos con la NASA y otras agencias gubernamentales por un valor superior a los 20.000 millones de dólares, garantizando ingresos estables para desarrollar tecnología espacial.
Este apoyo no ha quedado exento de críticas, por parte de medios de prensa y entidades sin ánimo de lucro. En su mayoría, estas se centran en la dependencia de fondos públicos para respaldar proyectos privados y, sobre todo, en el riesgo de distorsionar la competencia en sectores estratégicos.
A menudo, se apunta a que estas ayudas retuercen el mercado, creando una dependencia de fondos públicos para sostener iniciativas privadas. Otros defienden que estas inversiones son necesarias para avanzar en áreas estratégicas como la energía limpia y la exploración espacial, que benefician al interés público.
Desde CNN Business, y según palabras de Daniel Ives, analista tecnológico de Wedbush Securities, el éxito de Tesla está más relacionado tanto con la riqueza personal del magnate sudafricano como con las ayudas estatales y federales del Gobierno. Ni Tesla ni SpaceX hubieran sobrevivido sin estas: su valor proviene de las acciones a valor futuro, en ningún caso de sus ganancias actuales ni pasadas.
En este sentido, una única frase de Ives deja clara la visión compartida de un gran número de analistas financieros y tecnológicos: “La base del éxito financiero de Musk ha sido el gobierno de Estados Unidos”.
Para hacernos una idea exacta, la venta de créditos regulatorios entre 2008 y 2019 generó 2.000 millones de dólares para Tesla. El propio Musk admitió que la compañía casi se vio obligada a declarase en quiebra ante las dificultades para aumentar la producción del Model 3. Hasta 2021, no hubo ganancias reales.
Riqueza, no es para todos
Oxfam ha intentado calcular qué porcentaje de la riqueza procede de monopolios y de las redes de clientelismo debido a la influencia del sector privado en el público. Según su análisis, la cifra ronda un 25 % del patrimonio.
Desde la ONG, se considera que el crecimiento de las fortunas de los multimillonarios no es un fenómeno aislado, sino el reflejo de sistemas diseñados para favorecer a una minoría. Por lo tanto, si bien la innovación es fundamental para fortalecer políticas socioeconómicas, también lo es garantizar que los beneficios del progreso se distribuyan de manera más equitativa.
A este ritmo, y pese a que se espera cierta ralentización económica, Oxfam calcula que el primer billonario puede llegar antes de un lustro y no en una década, como señaló la ONG hace solo 12 meses. Esto no sería tan grave si la lucha contra la pobreza avanzase a un ritmo igual o superior: por desgracia, no es así, y tampoco hay previsiones de ello.