Uno de los mayores problemas por los que atraviesan hoy en día las pymes y los autónomos es la falta de financiación, un problema que se retroalimenta por el deterioro de los resultados del negocio, y que les deja en una situación de incertidumbre de la que es cada vez más complicado salir.
Ante estas circunstancias, esta semana ha tenido lugar una noticia sobre una de las mayores empresas comerciales de nuestro país, El Corte Inglés, que ha logrado refinanciar ante un pool bancario la friolera de 3.700 millones de euros, es decir, el 76% de los 5.000 millones de euros del pasivo que actualmente tiene reconocido.
Una situación que puede considerarse de discriminatoria para las empresas más pequeñas, que al necesitar también financiación para seguir realizando sus actividades mercantiles, se encuentran con que cada vez pueden acceder a menos crédito, y cuando se consigue, a un precio mucho más alto.
No obstante, y en mi opinión, esta situación es así porque de caer un monstruo como El Corte Inglés, el impacto que tendría sobre el tejido económico y la industria auxiliar en nuestro país sería tremendo, al tiempo que el agujero sería enorme en los balances de las entidades financieras que le prestan. Por lo que no les queda más remedio que seguirles prestando, casi a 'pedir de boca'.
Pero, ¿por qué no se hace lo mismo con las pymes? Primero porque son empresas de un tamaño mucho menor, y al ser muchas más, en caso de quebrar, las entidades financieras y los gobiernos entienden que las consecuencias se diluirían en el conjunto de la economía. Pero de lo que se están olvidando es que el 90% del tejido productivo nacional lo conforman las pymes, y que sin ellas no podemos ni soñar en la recuperación económica.
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